Una de las etapas más importante para el crecimiento adecuado de un perro ocurre entre el primer mes y los 4 meses de nacidos, ya que es el momento donde los cachorros empiezan a descubrir el mundo con todos sus sentidos.
Siendo así, cualquier tipo de inconveniente que le ocurra al cachorro durante este tiempo podría afectar su comportamiento durante el resto de su vida, y fue justo lo que le ocurrió a Beau, una dálmata que a pesar de haber tenido una crianza algo difícil, pudo superarse a sí misma con la ayuda de personas con un gran corazón.
Incluso pasó una etapa de su vida dentro de una jaula.
Beau fue parte de una venta a través de Internet apenas siendo una cachorra, en donde fue comprada por una familia que no pudieron tenerla por mucho tiempo, a causa de que enfermó gravemente y la familia no tenía los recursos necesarios para cuidarla.
Solía estar muy triste todo el tiempo.
Así fue como decidieron llevarla a RSPCA, una organización de caridad en pro del bienestar de animales, donde descubrieron que Beau padecía de parvovírosis, una enfermedad muy contagiosa que afecta principalmente a los cachorros y que sin el tratamiento adecuado puede llegar a ser fatal.
El tratamiento era obligatorio, pero por prevención de que pudiera propagar la enfermedad a otros perros del recinto, tuvieron que aislarla por más de un mes hasta su recuperación, la cual fue todo un éxito, pero trajo como consecuencia un retraso en el desarrollo en el aprendizaje de hábitos comunes en los cachorros por la falta de interacción con otros perros.
Cuando fueron por ella, Beau se sintió muy aliviada.
Esto causó que después de que una familia la adoptara, no tardaran en devolverla, ya que Beau vivía absolutamente asustada de todo, incluso el hecho de cruzar puertas y cualquier sonido medianamente fuerte.
Procuraba mantenerse muy quieta para no generar ningún ruido que la asustara.
Esto hizo que en RSPCA iniciaran una rehabilitación especial para ella, colocándole todo tipo de sonidos y objetos cotidianos a su alrededor para que no tuviera ningún problema con su siguiente familia. Por suerte para Beau, Trudy Kemp llegó a su vida en el momento indicado.
¡Lo único que necesitaba Beau era tiempo y amor!
Trudy, al escuchar su historia, no dudó en adoptarla. Había trabajado durante años con dálmatas de rescate y al ver a Beau, vio a toda una campeona en proceso. Así que la llevó a casa.
Como era de esperarse, Beau estuvo un poco asustada al principio, le aterraba cruzar puertas, y montarse en el vehículo de Trudy, pero con un poco de tiempo y con mucho amor y apoyo por parte de Trudy, pudo irse adaptando a todos esos sonidos y cosas a las cuales temía.
Esta terapia le ayudó mucho a controlar sus miedos.
Tan sólo unos meses después, Beau ya no le temía a nada, y podía andar por la casa o por las calles sin ningún problema, hasta acompañaba a su dueña al trabajo.
Todavía queda trabajo por hacer, pero Beau vive sus días con más tranquilidad.
Además, gracias a su nueva hermanita, Penny, pudo empezar a aprender todo lo necesario para ser un perro otra vez. Podía verse a ella jugar tranquilamente con su hermana en el jardín, disfrutando por fin todo lo que no pudo siendo una cachorra.
Te invitamos a compartir la historia de Beau con otras personas para que sepan que incluso el más herido de los perros puede seguir adelante con un poco de amor.