Claudia Lifton es una dedicada amante de los animales que está dispuesta a hacer cualquier cosa para ayudar a un animal inocente que se encuentre en apuros. Una dura experiencia que pasó en Tailandia le demostró que cualquier sacrificio vale la pena una vez que los amorosos animales demuestran lo agradecidos y felices que están con la ayuda que recibieron.
Claudia forma parte de la organización Personas por el Trato Ético de los Animales, conocida como PETA.
Claudia se dirigió a Laos para poder renovar su visa y volver a Tailandia. Allí un pequeño animal logró robarse su atención y corazón por varios días. Claudia tuvo que pasar por un pequeño pueblo llamado Pak Bang y decidió aprovechar el tiempo que tenía para explorar y conocer la zona.
Claudia estaba en el sudeste asiático luchando por liberar un grupo de elefantes usados como atracción turística.
De pronto llegó a una tienda de bicicletas y vio algo que la conmovió. Se trataba de un pequeño mono que estaba encerrado en una jaula y atado con una cuerda. Lo que más le preocupó era que el mono lucía sumamente enfermo, así que trató de hablar con los dueños. El principal problema era que nadie allí hablaba inglés.
“Nadie hablaba inglés, así que me senté y me negué a irme”.
Después de muchas horas llegó a la tienda alguien que sí hablaba inglés y logró transmitirle a los dueños las preocupaciones de Claudia. Gracias al traductor, Claudia pudo enterarse de que los dueños lo habían salvado de un destino mucho peor que el que vivía ahora.
“Ellos lo compraron para que no fuese enviado a Tailandia a ser un mono bailarían o una mascota exótica”.
De todas maneras, Claudia seguía muy preocupada por la salud del mono. Quería llevarlo con ella para poder brindarle atención médica, pero los dueños no estaban dispuestos a entregarlo.
“Les ofrecí todo el dinero que tenía, mi cámara y iPod, pero a todo respondieron que no”.
Los dueños comenzaron a temer que Claudia ahuyentara por completo a los clientes. Finalmente acordaron entregarle el mono a cambio de su cámara fotográfica de gama alta.
Se estima que la cámara de Claudia podría valer algo más de 300 dólares.
Claudia debió pasar una noche en la calle, ya que en el único hostal de la zona no le permitían entrar con el mono. Ella lo bautizó Nahugali que significa “amado por siempre” y tras investigar un poco decidió llevarlo al santuario en el que podría estar junto a una hermosa familia de macacos.
El pequeño mono apenas había cumplido tres meses de edad al momento de su rescate.
Todo el tiempo que estuvieron juntos, Nahugali se enamoró por completo de su rescatista y no paraba de demostrar su agradecimiento. En todo momento la abrazaba y cuando intentaban separarlo de ella comenzaba a llorar.
“Cada vez que intentaba separarlo de mí comenzaba a gritar y las personas se molestaban porque estaban intentando dormir”.
Sin duda, este amoroso macaco supo agradecer todo lo que su dedicada rescatista hizo para poder brindarle la vida que tanto se merecía.
Te invitamos a compartir esta conmovedora nota que demuestra el enorme corazón de los animales.