Lamentablemente, algunas clases de perros han sido catalogadas injustamente como peligrosas para formar parte de una familia, sobre todo cuando hay niños pequeños. Sin embargo, el comportamiento de estos animales no depende de la raza a la que pertenezcan, sino de la manera en que son tratados y educados. Si los llenas de amor, ellos no podrán ser de otra manera.
Al menos, esto fue lo que demostró recientemente Duke, un perrito bulldog que fue devuelto a un refugio porque su familia adoptiva señaló que era peligroso para los niños. No obstante, Duke ha mostrado ser extremadamente amoroso con los pequeños y ha evidenciado que todos estaban equivocados.
Roberta Sa Griner encontró al perrito bulldog en el año 2014, deambulando por las calles cercanas a la Universidad de Duke en Carolina del Norte por lo que decidió nombrarlo igual que la institución educativa. Duke estaba bastante sucio y necesitaba ayuda por lo que la mujer lo llevó a un refugio local en donde permaneció durante una semana, para ver si alguna familia llegaba a buscarlo.
Puesto que nadie fue en busca del perrito, Griner y su esposo optaron por ayudar a Duke a través de la organización Greater Charlotte SPCA (GCSPCA). Después de tres meses, una familia reclamó a Duke como su mascota y lo llevaron a su casa, pero al poco tiempo se descubrió que no cuidaban bien de él y que solían torturarlo con «inocentes bromas», tales como atarle trozos de cinta en la pierna.
«Sinceramente, el comportamiento de la familia hacia Duke es la explicación perfecta para el comportamiento compulsivo que aún tiene», mencionó Griner.
La forma en que se había criado Duke lo hacía estar fuera de control y solía causar una mala impresión en todo aquel que se le acercaba.
«Duke me asustó la primera vez que lo vi. Era bastante joven, sin entrenamiento y muy musculoso. Tenía miedo de él hasta que vi que era un buen chico. Soy una cuidadora de perros experimentada, con tres caninos propios, sabía que Duke necesitaba entrenamiento antes de estar listo para una familia», señaló Roberta.
Los Griner trabajaron con varios entrenadores durante seis arduos meses, para que Duke lograra modificar su comportamiento. La parte más difícil fue sacarlo a pasear sin que hiciera un completo alboroto en las calles. Después de horas de trabajo y entrenamiento, el bulldog estaba listo para encontrar un hogar y en el 2015 una familia presentó una solicitud para adoptarlo.
Publiée par Roberta Sá Griner sur Mercredi 5 septembre 2018
Duke fue puesto en adopción con la condición de que la nueva familia, que incluía a tres niñas pequeñas, reforzara el comportamiento positivo que el perrito había aprendido durante su proceso de rehabilitación y además debían contar con un entrenador propio. La familia aceptó y todo indicaba que Duke sería feliz en su nuevo hogar.
«Había varias personas interesadas en Duke, pero al final elegí a la familia adoptiva porque parecían comprometidos con su entrenamiento. Les solicité que siguieran trabajando con el entrenador. También asistí a dos sesiones de entrenamiento y pude ver que estaban trabajando con él», dijo Griner.
Todo parecía ir bien hasta que la familia adoptiva dejó de tener contacto con Griner. Fue hasta el 2017 que la familia se comunicó con la GCSPCA para preguntar si podían devolver al perrito porque se había vuelto bastante agresivo y había atacado a uno de sus hijos. Cuando Duke estuvo de vuelta en el refugio, fue evidente que había cambiado radicalmente.
«Cuando devolvieron a Duke era un perro totalmente diferente: no era bueno con los otros perros ni con los niños y no podía arriesgarme a criarlo», señaló Roberta.
En esta ocasión, Roberta y su esposo se negaron a criar a Duke porque habían adoptado a tres hermosas niñas. Por ello, la pareja recaudó fondos para que el canino fuera entrenado durante tres meses por Julie Morelian de South of the Bully Rescue, para recuperar todo el buen comportamiento que la antigua familia no pudo mantener.
Al término de su entrenamiento, los Griner buscaron un nuevo hogar adoptivo para Duke, pero nadie estaba interesado. Así que decidieron arriesgarse y recibirlo nuevamente en su hogar.
«‘Duke no tenía otra opción. Nadie se había acercado para adoptarlo y decidí aceptarlo. Fue el primer perro de gran tamaño que criamos desde que adoptamos a las niñas», mencionó la mujer.
El perrito se integró a la familia de los Griner paulatinamente, le llevó varios meses pero parecía estar interesado en convivir con las tres niñas, principalmente con Verónica quien es la menor.
Publiée par Roberta Sá Griner sur Mercredi 5 septembre 2018
«Aparte de mí y mi marido, la única persona que parece importarle es Verónica porque tiene la personalidad fuerte y feroz que tanto necesita», dijo Griner.
Duke se ha convertido en el fiel compañero de Verónica y no se separa de ella, sobre todo a la hora de la comida. En cuanto la niña llega de la escuela, el dulce bulldog se coloca a su lado y le ayuda a hacer la tarea para que después puedan tomar una siesta juntos.
El perrito es sumamente activo por lo que Roberta está buscando una familia que realice muchas actividades físicas, como un excursionista o un corredor. Aunque, sin duda alguna, Verónica preferiría que se quedara a su lado. Duke nos ha mostrado que todos los perros pueden ser rehabilitados con mucho cariño y cuidados. No existe ninguna raza que sea peligrosa para los niños, solo personas descuidadas que no han sabido educarles.
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