En Venezuela cada vez son más las personas que se enfrentan al mismo problema: el dinero no alcanza. Para nadie es un secreto el avasallante número de familias que se han visto en la necesidad de separarse. Con gran pesar se vive la despedida, albergando la esperanza de establecerse en un nuevo lugar, en cualquier parte del mundo, para conseguir recursos que le permitan salir adelante y afrontar la crisis.
Los animales no escapan a esta situación y también sufren las consecuencias, ya que se ha vuelto inalcanzable costo de su manutención. Cientos de peludos están a la deriva, abandonados en un país donde las oportunidades y la comida es escasa.
A pesar de todo, hay quienes hacen de lo difícil algo extraordinario por estos seres inocentes que no tienen cómo defenderse por sí mismos. Se toman el tiempo para rescatar a los que van quedando en situación de completo abandono.
El venezolano Enrique Ríos es un héroe sin capa, gracias a su pasión por los animales muchos han podido recuperar la alegría de vivir.
Este joven de 27 años, oriundo de San Fernando de Apure, desde su infancia demostró amor por los animales; sin embargo, creció en una zona ganadera donde el coleo es una celebración común, influenciado por la costumbre familiar quiso incursionar en este mundo y convertirse en el jinete que persigue al toro.
Hubo un acontecimiento doloroso que lo impactó y cambió su vida para siempre.
En un evento de coleo vio la cruel realidad de esta práctica. Según su relato, en lo que fue un “coleo efectivo”, el toro cayó al suelo, se había fracturado su pata delantera y no pudo levantarse, la gente indiferente al sufrimiento que tenía este animal festejaba doblándole la cola forzándolo a ponerse de pie, hasta que quedó sin fuerza para moverse, luego lo sacaron arrastrado y lo dejaron detrás de las gradas.
“Lo seguí con la mirada porque me preocupaba saber que estaba mal herido. Nunca olvidaré como le dispararon sin piedad en la nuca. Esto marcó mi vida”, dijo.
Entendí que ese no era mi lugar. “Me pregunté qué hacía allí, si a mí me gustan los animales, si yo los quiero y los cuido”. Esa fue la última vez que asistió a este tipo de eventos.
Desde entonces su vida cambió y se dedicó a rescatar a perros, gatos, aves y otros animales que cuidó y se volvieron fieles amigos. Una vocación que lo ha acompañado durante su vida.
Aunque Enrique tenía interés en ser veterinario, se graduó en licenciado de Educación Física, mientras estudiaba en la universidad nunca abandonó su inclinación en la defensa de los derechos de estas inocentes criaturas.
Hoy en día, tiene un refugio para animales que sostiene con mucho esfuerzo, contando con el apoyo de familiares y amigos incondicionales que aún le quedan en el país.
Cabe destacar que la red social se ha convertido en su mejor aliado a la hora de conseguir más ayuda para sus animales. Cada publicación del considerado ‘héroe sin capa venezolano’ logra más de dos mil me gusta.
Por este medio comparte historias de los animales rescatados. Uno de los que más conmocionó a sus seguidores es el de Catire, un pequeño gato que sufrió el desprendimiento y pérdida de un ojo por un golpe que le propinó una mala persona. La lucha por salvar esta inocente vida fue incansable.
“Lo encontramos en una situación crítica, me siento feliz porque todo el esfuerzo que hicimos para salvar a Catire se vio recompensado, ahora vive feliz en un hogar amoroso”.
Para Enrique todos los animales son únicos. Ayudarlos le deja una gran satisfacción que se convierte en su motivo de inspiración para seguir con esta noble labor.
“Ver el antes y después de Dyno me deja sorprendido. Solo Dios y yo sabemos todo el esfuerzo que requirió lograr ese cambio. La gente cree que se trata solo de curar con medicamentos, pero esto es también una terapia de amor”.
Enrique ha superado sus propias limitaciones, en una ocasión llegó una osa hormiguera con una grave herida que le arrebataría la vida de no ser atendida con prontitud.
Para él fue todo un reto, ya que nunca había tenido experiencia con animales silvestres, pero esto no fue un obstáculo ya que buscó la ayuda de amigos especialistas de otros países que le dijeron lo que debía hacer para salvarle la vida.
“Me la trajeron casi muerta. Afortunadamente con el apoyo de amigos expertos logré que la pequeña se recuperara y pasado el tiempo pude dejarla en libertad». «Te has encariñado y no quieres dejarla pero sabes que se tiene que ir”.
A raíz de la situación económica del país, el refugio de Enrique es el único en su región que aún se mantiene en funcionamiento, bajo estas circunstancias es más una presión que un privilegio.
“Siento que cae un gran peso sobre mis hombros. Me rompe el corazón no poder hacer más, en medio de tanta crisis, siempre se trata de seguir adelante”, expresó este joven que con sus palabras demuestra que la perseverancia para lograr el bienestar animal no tiene límites.
Ante el aumento de los casos de abandono, trata de sensibilizar a gente, en ocasiones abrumado al sentir que no puede solo y la ayuda que solicita no es para su propio beneficio sino de estos seres que tanto lo necesitan.
Nuestra admiración por este joven y los que te apoyan en esta misión de amor, por no abandonar y dar lo mejor de ti con lo que sabes y tienes a tu alcance, sin contar con los equipos necesarios, convirtiendo cada acción en un milagro sembrado en el corazón de cada vida rescatada.¡Siempre adelante, en nombre de los que no tienen voz!
Comparte la inspiradora historia de Enrique, un héroe que no se rinde porque el amor que siente por los animales es superior a cualquier adversidad. Necesitamos más jóvenes como él.