¿Alguna vez has comprobado la importancia de estar en el lugar indicado, en el momento correcto? Pues Joao Augusto, un ciudadano común de Sao Paulo, en Brasil, sí que lo sabe. Este hombre se convirtió en héroe después de salvar zoorprendentemente la vida de una perrita Shih Tzu.
La hazaña ocurrió en cuestión de segundos. Joao Augusto vio desde su edificio cómo la traviesa Shih Tzu de su vecino atravesó la barandilla del balcón en el noveno piso, quedando al borde de la muerte. La perrita, llamada Mel, trató de mantenerse sobre la cornisa.
El agujero por donde salió Mel
Nuestro héroe pidió ayuda al portero del edificio, solicitándole una manta para hacer más fácil el rescate, ¡pero no había tiempo! Mel estaba por caer de un momento a otro desde una altura de más de 30 metros, como finalmente ocurrió.
Desde el suelo, Joao Augusto actuó muy rápido. Como él mismo explicó a los medios en una entrevista, sabía que no podría sujetar a Mel, pues es una perrita muy pequeña, pero estaba dispuesto a hacer todo lo posible para amortiguar esa caída, que era letal.
Augusto trató de predecir el lugar en el que caería la perrita de su vecino. Tras un par de pasos hacia atrás, extendió sus brazos y ¡allí estaba Mel! Aunque la perrita se escurrió por el cuerpo de su salvador, la acción de Augusto fue suficiente para impedir que la Shih Tzu impactara con el suelo.
Desvanecido por el golpe, el héroe de esta historia permaneció unos segundos tendido sobre el suelo, mientras la perrita Mel, muy nerviosa, corría hacia el otro lado del estacionamiento, dando muestras de estar ilesa.
Los expertos calcularon que Mel descendió a una velocidad de 50 kilómetros por hora. Al momento del impacto, el peso de la Shih Tzu simulaba unos 200 kilos.
Todo ocurrió en cuestión de segundos, y Joao Augusto dio gracias por haber estado allí para salvar la vida de la Shih Tzu de su vecino, quien no se encontraba en casa para el momento del accidente.
Con modestia, Augusto aseguró a la prensa que había sido un trabajo conjunto con Paulo Narciso, el portero del edificio. Él le prestó toda la ayuda necesaria, incluso subió al noveno piso para alertar a la familia del peligro que corría Mel, pero para cuando la señora de servicio le abrió la puerta, ya la perrita había caído.
Joao Augusto, el héroe de esta historia
En la conversación que Augusto tuvo con la prensa, expresó de este modo sus sensaciones tras el rescate:
«Creo que estuve en el lugar correcto en el momento correcto. Hice lo que pude, lo máximo que pude para ayudar. Fue un esfuerzo conjunto con el cuidador que actuó rápidamente para ayudar al perro. Fue un final feliz.»
El propietario de Mel, que pidió no ser identificado, cubrió el balcón con una malla especial para evitar más incidentes parecidos. Tanto el héroe como la perrita, salieron del accidente completamente ilesos.
¿Y tú? ¿Habrías actuado con la misma valentía que Joao Augusto? Comparte esta noticia, para que se multipliquen los héroes en tu ciudad.