La ternura de nuestros amigos felinos nunca deja de sorprendernos, especialmente cuando se trata de sentir los estados de ánimo de sus seres queridos.
Esta adorable historia nos muestra la ternura que siempre ha caracterizado a los gatos, como pasó con Squinty tras sentir que Elly Zupko, su dueña, estaba embarazada.
«Creo que disfrutó de la calidez de mi embarazo, creo imaginó que algo estaba cambiando, porque hicimos algunas modificaciones en nuestra oficina».
Elly rescató a Squinty en el año 2003 después de que sus antiguos dueños lo entregaran en un centro médico veterinario porque no podían cubrir el tratamiento que necesitaba.
«Su familia lo entregó para que lo atendieran en un hospital veterinario donde trabajaba mi entonces novio, porque no podían pagar la cirugía que necesitaba en la cadera».
El novio de Elly para ese momento dijo que «Mango» era el gato más genial que había conocido, definitivamente ese comentario le llamó mucho la atención a ella porque él era un técnico veterinario profesional que interactuaba con los gatos todos los días.
Elly primero le cambió el nombre de «Mango» a «Steve», después comenzó a llamarlo Squinty por la forma en que entrecerraba los ojos a las personas, lo que ella pensó que era su principal característica distintiva.
«Acordamos pagar la cirugía en cuotas para evitar que fuera sacrificado, y después se mudó conmigo».
El gato mejoró de su cadera y afortunadamente su recuperación fue muy satisfactoria. Afortunadamente comenzó a moverse como cualquier gato de su edad.
«Está completamente móvil, pero tiene que subir las escaleras de a una por vez. Difícilmente te podrías dar cuenta de que tiene algo malo».
Con el tiempo Elly también se dio cuenta hace unos años que el cariñoso gato era sordo.
«¡Es difícil descubrir que un gato es sordo! Durante mucho tiempo, pensamos que era distante y tenía el sueño profundo. Resulta que no podía oírnos».
Squinty ha estado en la vida e Elly por casi 15 años, ha sido su compañero inseparable. Se la lleva muy bien con Trova, otro gato y con Fibber, un perro.
Cuando nació Willow, la hija de Elly, muchos familiares y amigos le advirtieron que tenía que tener cuidado de no dejar que los gatos se acercaran la bebé. Sin embargo, ella solo se preocupó como cualquier otra madre primeriza.
Vigiló que no se metieran en la cuna para evitar arañazos accidentales, después de todo una cuna es básicamente una gran caja blanda y todos sabemos lo que hacen los gatos en las cajas.
Pero a Squinty realmente le gustaba meterse en la cuna, porque podía mirar a través de las tablillas y mirar al perro, mientras se sentía seguro.
Cuando Squinty conoció a Willow, se dio cuenta de que no tenía nada de qué preocuparse.
«Tomé a Willow y dejé que los gatos subieran y la olfateran. Mi gato Trova no tenía ningún interés en ella y todavía no lo tiene. Creo que está celoso porque solía ser el «bebé» de la familia. Squinty inmediatamente quiso estar cerca de ella».
Squinty realmente comenzó a acunarla cuando la bebé tenía alrededor de 10 días, justo cuando su madre empezó a amamantarla durante la noche en la cama. A veces, Squinty incluso refleja la posición de dormir de Willow.
Cuando Willow comenzó a agarrar a Squinty, Elly temía que este fuera el final de su relación. Pero nada podría haber estado más lejos de la verdad.
Squinty es muy paciente con ella, especialmente cuando agita los brazos y la golpea accidentalmente.
«Squinty fue una de mis primeras mascotas como adulto, y siempre será uno de los amores más grandes. Me encanta que mi hija y mi gato puedan ser parte de sus vidas».
Elly espera que Squinty y Willow continúen siendo mejores amigos. Pero al mismo tiempo, ella está consciente de que es un gato mayor.
Comparte esta maravillosa historia, auguramos desde aquí muchos años de vida para tan noble mascota y pueda compartir su inmenso corazón con la nueva integrante de la familia.