La historia del Prince Puddin (“Príncipe Pudín”) empezó un poco difícil, era un gatito de la calle que estaba perdido de su mamá; cuentan que fue encontrado por un perro y una mujer, el perro fue quien primero lo vio, estaba completamente solo, ni siquiera tenía cerca a su madre y necesitaba ayuda, era muy pequeño para estar solo.
Cuentan que el perro tomó al gatito y lo llevó con su dueña, la mujer que lo encontró decidió llevarlo a un hogar para animales en donde podrían cuidar adecuadamente de él, fue llevado al hogar Humane Society en Toronto, en abril de 2017.
Este pequeño gatito necesitaba mucho afecto, nadie sabe por cuánto tiempo estuvo solo en las calles; sin embargo, apenas llegó al refugio de animales, la vida de este hermoso gatito empezó a cambiar, la esperanza estaba con él y todo iría mejor.
Tania es una joven que cuida y cría mascotas de los refugios, brindándoles un hogar y ayudándolos a crecer y a sanar, ella fue al refugio Humane Society en busca de un nuevo hijo de crianza cuando se encontró con un pequeñito completamente adorable.
Apenas Tania se encontró con Prince Puddin, él se le acercó a ella, solo bastó que lo tomara en sus manos para que el pequeño gatito hiciera una bola con su cuerpo y se acurrucara en sus manos, era ella no podía resistirse a ese pequeño tan adorable.
Ambos se enamoraron de inmediato, el pequeño gatito estaba seguro de que ella era su madre, él la escogió, fue amor a primera vista.
Estaba de espaldas con sus diminutas patas rosadas en el aire y se encajó en la palma de mi mano. Fue muy amable desde el principio”, dijo Tania.
Cuando Tania lo llevó a casa con ella, él estaba muy ansioso por recibir amor, la seguía por toda la casa, saltaba sobre sus pies es busca de atención.
Las primeras dos semanas que lo crié, estaban llenas de ternura, ronroneos, abrazos y dulzura, le encantaba estar boca arriba mientras jugaba conmigo o dormía”, relata Tania.
Tania no se podía resistir a esa tierna bolita de pelos, ella quería llevarlo a todas partes, deseaba meterlo en su bolso para llevarlo con ella y es que este pequeño juguetón no tenía el tamaño suficiente para la gigante personalidad que desarrolló.
Pero Tania solo era una mamá temporal para Prince Puddin, cuando estuvo un poco más grande fue regresado al refugio para ser castrado, pues ya estaba en edad.
Sin embargo, su historia no termina ahí pues sí tuvo un final feliz, después de recuperarse de su operación fue adoptado por una hermosa familia.
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