Un día, este chico llamado Speedy no pudo usar más sus patas… dejaron de funcionar. Apenas podía caminar y se impulsaba hacia todos lados con mucha dificultad, así estuvo durante un mes.
Su dueño, a quien le correspondía cuidarlo más que nunca en ese momento, aquel que debió darle amor, atención médica y cuidados, quiso «ponerlo a dormir» para «acabar con su penuria»
Una decisión así puede venir desde la falta de información o desde el puro egoísmo de no querer encargarse del asunto. Sea cual sea su motivación, él se enteró de que la organización Sidewalk Specials estaba en su ciudad y se acercó a ellos para preguntarles si podían poner a dormir al chico.
Un veterinario fue hasta allá para buscar al perrito, lo llevaron a la clínica y cuando llegó movía la cola emocionado y lamía cada mano que se le acercara.
A pesar de su discapacidad para usar las patas delanteras, era un chico feliz y le comprobó a todo el personal de Sidewalk Specials cuántas ganas de vivir le quedaban todavía.
La organización por supuesto decidió darle una oportunidad de ponerse bien, estaban seguros de que no podían practicarle una eutanasia a un chico lleno de vida sin intentar ayudarlo primero. Los veterinarios dijeron que con un buen tratamiento de rehabilitación había una mínima posibilidad de que Speedy mejorara, y en esa mínima posibilidad los voluntarios pusieron toda su esperanza y su esfuerzo.
Después de mucha terapia y rehabilitación, Speedy empezó a caminar solo otra vez. A pesar de hacerlo temblorosamente, poco a poco empezó a recuperar la movilidad de sus patas delanteras.
Las terapias en el agua y la fisioterapia continuaron religiosamente y… en un mes este chico no solo caminaba, ¡sino que corría! 😀
En el momento en que estuvo recuperado totalmente, pudieron ponerlo en adopción. Así fue como encontró un hogar en el que le darán el amor y el cuidado que merece… Para siempre.
¡No más abandono para Speedy! El pobre estuvo tan cerca de perder la vida… pero se negó a darse por vencido y el destino le puso a las mejores personas que pudo encontrar en su camino.
Lo que hizo su dueño anterior es una decepción, los perros de casa son parte de la familia y, cuando un miembro de la familia se pone mal, no pensamos en practicarle una eutanasia como primera opción. Los animales son más valientes y luchadores de lo que muchos creen. Merecen todas las oportunidades del mundo y Speedy es la mejor prueba de ello.
Ahora, Speedy está más feliz que nunca, y su nombre le sienta mejor que nunca. Te invitamos a compartir la información con todos tus amigos.