Las mariposas son criaturas a las que siempre se les ha dado una connotación mágica y de perfección, la manera en que se transforman ha servido de ejemplo incluso en discursos motivacionales. También, se les asocia con la vida después de la muerte, muchas personas que han sufrido la pérdida física de personas muy cercanas, aseguran que después de la pérdida suelen encontrarse más mariposas de lo común, que les recuerda a su ser querido.
Romy McCloskey perdió a su madre a causa del cáncer, y una de las últimas cosas que le dijo fue: “cuando veas una mariposa sabrás que estoy contigo”.
Desde entonces, Romy decidió que no dejaría sus encuentros con las mariposas al azar, sino que criaría mariposas monarcas. De esa manera las protegería de los depredadores en su periodo de metamorfosis y se sentiría siempre cerca de su madre.
Ella se encarga de recolectar orugas y crisálidas para mantenerlas en un ambiente seguro hasta que renacen y luego las libera.
Lo que ella hace no representa ningún peligro o sufrimiento para las mariposas, al contrario, les ofrece cuidados especiales. Sin embargo, algunas de ellas pueden venir con algunos problemas y no resisten a pesar de que su ciclo de vida como mariposas es de 2 semanas a 5 meses.
Una de sus mariposas sufrió una lesión cuando era una crisálida, que se vio reflejada en su desarrollo como mariposa.
Ella nació con una de sus alas rotas y evidentemente no podría volar nunca, Romy estaba dispuesta a alimentarla hasta que muriera, pero un amigo le sugirió que le hiciera un trasplante de ala. Algo que sonaba un poco extraño y alocado resultó pareciéndole una buena idea.
Después de un poco de investigación ella buscó los materiales necesarios, que incluían el ala de una mariposa muerta, pegamento de contacto, talco y tijeras.
Ella se puso manos a la obra y aunque parezca un procedimiento peligroso y doloroso, no es así, las alas de las mariposas no tienen terminaciones nerviosas, por lo que sería similar a hacernos un corte de cabello.
Romi cortó la parte rota de su ala y con pegamento hizo coincidir su nueva ala, el talco aseguraría que no se adhiriera nada a los residuos del pegamento.
Su mariposa estaba lista, solo faltaba verificar que la cirugía hubiese cumplido su función, permitirle volar. Pero primero le dio un día de reposo post-operatorio y mucho néctar para recuperar las energías.
Finalmente, ella la llevó al exterior y como si se tratara de un niño que aprende a caminar la soltó ligeramente.
El momento fue increíble, ella voló hasta un árbol y se detuvo, Romi sintió pánico por un momento pero luego ella decidió volar nuevamente. Su cirujano estrella podía estar tranquila, eso quería decir que ella podía moverse y alimentarse por sus propios medios. Romi también aclaró que durante el procedimiento no fue necesario drogar a la mariposa, por lo que no fue para nada agresivo ni invasivo.
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