Para un hombre sin hogar, el contar con un perrito puede ser su único consuelo y alivio en los difíciles momentos de su vida. Se convierten en compañeros inseparables en el hambre, el sufrimiento, la pobreza y el dolor. Y es por eso que cuando algo malo le pasa a esa criatura de 4 patas, su corazón se derrumba por completo.
Tristemente, para este bulldog francés de tres años de edad, de nombre Brooklyn, ya no había solución.
Un grupo de rescatistas trataba de sacarlo por una madriguera muy estrecha donde cayó mientras perseguía un wombat en la pista de Bens Walk, Australia.
El hombre sin hogar quedó destrozado al saber que salvarle la vida a Brooklyn sería imposible
Su dueño, Charlie Griffith, tenía una tienda en el recinto ferial Nowra que era su casa, cerca de ese lugar en Sydney.
Ante lo sucedido muchos vecinos y los propios efectivos del Cuerpo de Bomberos lucharon con palas, barras de hierro y un martillo para salvarlo.
Pero, aunque sus intenciones eran las mejores, finalmente tuvieron que dar el lamentable anuncio de que el perro no tendría vida, y no había nada más que se pudiera hacer por el pobre animal. La habían dado por muerta y la operación de rescate se daba por concluida. ¡Cuánta impotencia!
Pero Charlie y otros vecinos se negaron a rendirse, a pesar de que ni siquiera tanto esfuerzo y el uso de una cámara de fibra óptica valorada en 30.000 dólares, y equipos de sonido podían localizar a Brooklyn.
El devastado dueño de la inocente Brooklyn jamás se daría por vencido
Habían transcurrido 4 eternos días desde el incidente y gracias a la enorme ola de solidaridad que se suscitó en las redes sociales desde que el caso se hizo muy viral, muchas personas asistieron a la convocatoria para ayudar a excavar.
Otro grupo se encargó de traer agua para hidratarse y otro de mantener antorchas. Un voluntario llegó con 20 pinzas, verdaderamente era la muestra de que la unión hace la fuerza.
Un hombre utilizó un tubo de PVC en el agujero para escuchar mientras Charlie llamaba a su compañera Brooklyn, que había permanecido en silencio durante horas.
Su corazón estalló de felicidad cuando al fin escuchó cómo la pobre Brooklyn respondía con débiles ladridos a su llamado.
El inspector Slade Macklin, de la RSPCA, había estado en ese lugar anteriormente para comprobar cuando las autoridades se retiraban de la labor y le enviaron por correo electrónico la grabación de los ladridos de Brooklyn.
Por un momento, Charlie pensó que las autoridades le llamarían la atención por haberse arriesgado tanto, y haber expuesto a otros al peligro.
Pero en su lugar, Macklin, que acababa de llegar de regreso a su oficina, no dudó en convocar de inmediato a un colega y volvieron hasta el sitio.
“Condujimos para ver a unas 40 personas que por turnos de excavación trabajaban para salvar a la perrita. Otros vecinos traían alimentos y agua, era grandioso ver la solidaridad de la comunidad de vecinos».
Fue un maravilloso trabajo en equipo digno de admirar:
Hasta que finalmente ¡lo lograron! Sacaron a Brooklyn, de 42 kilos, en medio de mucha solidaridad y aplausos.
¡Son verdaderos héroes! Mantuvieron la esperanza y todo esfuerzo valió verdaderamente la pena, ya que Brooklyn fue trasladada al Hospital Veterinario Nowra y allí recibió toda la atención necesaria.
Gastaron miles de dólares en mano de obra y maquinaria que utilizaron los equipos de rescate día y noche durante tres días para salvar a Brooklyn y traerla de vuelta con su dueño. Exactamente 70.000 dólares.
¡Es un hermoso final feliz que nos hace estar convencidos de que todas las vidas cuentan!