Esta historia es para los que creen en las segundas oportunidades y de lo que es capaz de hacer el amor, que viendo más allá de las apariencias, lo transforma todo en una belleza única y auténtica.
Te contamos el increíble renacer de Nik Nak, un ser vivo sintiente, que tuvo la desdicha de sufrir el desprecio de su propia familia, que lejos de mostrar preocupación por su bienestar, no querían que recibiera asistencia médica sino que muriera, incapaz de darle lo único que necesitaba: un poquito de amor.
Después de haber sido llevado y entregado por sus dueños a un veterinario en Overberg, Ciudad del Cabo, Sudáfrica para que lo sacrificara, porque pensaban que era un perro repudiable, tuvo un mejor destino.
Sucedió hace dos años y hoy te va a encantar saber que este peludo tiene una nueva identidad e imagen, pero lo más importante es que tiene más vida que nunca.
Para ese entonces este perrito mezcla de corgi tendría unos siete años, visiblemente enfermo y abatido, con parte de su oreja mutilada, una pata rota, desnutrición y costras en todo su rostro, todo ocasionado por negligencia; precisamente fue la condición de su piel lo que llevó a los dueños a deshacerse de él.
Ese día en la sala todos se aterrorizaron al escuchar las palabras de estos dueños sin corazón: “Es demasiado asqueroso para tenerlo con vida, póngalo a dormir, el mundo sería un lugar mejor sin él, no con él”.
La recepcionista no pudo ocultar su disgusto por la actitud mostrada hacia este pobre animal. Sin importarle lo que dijera, no había vuelta atrás y lo dejaron en la clínica. Para su sorpresa este perrito seguía en su jaula, la opción de la eutanasia había quedado en el olvido.
¡Qué equivocados estaban! En realidad lo único horroroso en este perro era soportar el sufrimiento y desprecio de la familia que tenía.
Afortunadamente, no todos estaban dispuestos a ver dormir al pequeño. Uno de sus ángeles fue la recepcionista que contactó a la red de rescate de animales, Sidewalk Specials. Imediatamente, la fundadora Rachel Sylvester respondió al llamado, aunque estaba en el Reino Unido, no dudó en salvarlo, otro ángel a su favor.
«A pesar de que estaba fuera del país, nuestra red intervino y comenzaron a aparecer personas que conociendo su terrible desdicha, estaban felices de darle una oportunidad, fue un alivio sorprendente”, explicó Rachel.
Fue así como apareció la voluntaria Kamilla Nurock, residente de Ciudad del Cabo, productora local de televisión. Al enterarse que necesitaba ayuda, sin pensarlo dos veces se ofreció para criar a Nik Nak durante su recuperación. Pronto estaba conduciendo para recogerlo.
Los veterinarios estaban felices porque Nik Nak ya no estaba en manos de sus crueles dueños. La aventura de su recuperación había comenzado.
“Cuando lo recogí, estaba en malas condiciones, había pasado por mucho sufrimiento”, dijo Nurock.
Lo primero fue darle un buen baño y tratar sus patas con una pedicura completa, se aseguraron de darle todo el tratamiento y cuidados que necesitaba.
Poco a poco las capas enfermas de piel comenzaron a desaparecer y su salud empezó a mejorar.
Se suponía que Nik Nak debía quedarse durante una semana con Nurock. Ella lo cuidó y preparó para el hermoso día en que estuviera listo para mudarse a un nuevo hogar; sin embargo, nunca se fue de su lado. Simplemente se dio cuenta que no podía renunciar a él, había encontrado al perro encantador que tanto esperaba y estaba allí, delante de sus ojos.
“Durante un buen tiempo había estado buscando adoptar, pero alguien me dijo algo muy cierto, que pronto vendría uno, porque no eliges al perro, él te elige a ti”, dijo Nurock.
Nurock decidió adoptarlo y ahora es residente permanente en su departamento en Green Point, quiso darle un nombre que coincida con su nueva vida, ahora se llama Newman, como el personaje de Jerry Seinfeld, reconocida serie de los años 90.
Eso sí, aclara que su peludo no es enemigo de nadie, es tan lindo, se ha adaptado muy bien al entorno y ama su nuevo hogar. “Él está muy relajado”, dice entre risas. Ha aflorado su personalidad, ya es toda una celebridad aquí.
Los vecinos lo llamaban cariñosamente el perro espacial, parecía un astronauta, por el uso frecuente del “cono de la vergüenza”, hasta que sus heridas sanaron.
Aquí estoy practicando yoga para perros.
Newman es libre de jugar todo el tiempo, no le faltan los agradables paseos al parque o a la playa.
Ha pasado por un largo proceso y el cambio es increíble, es difícil creer que se trata del mismo perro, no cabe duda de todo lo que se puede lograr con un poco de voluntad y amor, tiene todo lo que necesita para ser feliz por el resto de su vida. Siempre ha sido bello, pero ahora luce radiante.
Comparte su historia con la firme convicción de que ningún perro merece ser repudiado y solo deberían recibir el amor que incondicionalmente son capaces de dar.