Las estafas son un delito muy serio y aún es más grave si está asociado al maltrato animal. En Canadá hay un caso que ha causado un gran revuelo y está siendo investigado por la policía de Alberta.
A una mujer de Alberta llamada Joanne Dyck le hicieron pagar poco más de 500 dólares por un sphynx o gato esfinge, la conocida raza de gatos de aspecto delgado sin pelo, pero a los pocos días se llevó una gran sorpresa.
Las personas que le vendieron el supuesto gato esfinge le aseguraron que era un ejemplar real pero no fue así. A los pocos días Joanne notó que a su nuevo gato era un gatito corriente al que habían rapado porque empezó a asomarse un poco de pelo en su piel.
«Parecía un gato esfinge porque era muy, muy flaco y su cara era realmente angular”, indicó la mujer.
Cuando Joanne descubrió la verdad el gatito ya tenía nombre, le había puesto Vlad, y a la mujer le pareció indignante la estafa en la que la sometieron. Además Vlad es un gato pequeño y aseguran que no supera las ochos semanas de nacido. El pobre fue despojado de su pelaje y de los bigotes, un abuso claro.
La mujer contó que ella compró a Vlad a un vendedor de gatos esfinges que publicó varios anuncios en las redes sociales; el precio del gato esfinge era menor que en el mercado y nunca se vio con el vendedor porque según él no se encontraba en la ciudad pero le dejó el gato con un amigo que podía entregarlo a quien comprara al gatito.
La tortura que recibió el felino para este negocio fue muy cruel, despojar a un gato de sus bigotes es inhumano porque gracias a sus bigotes ellos pueden orientarse, tener equilibrio y tener una mejor perspectiva de aquello que lo rodea.
Lamentablemente, Vlad no estaba a gusto con los demás gatos esfinges de la casa de Joanne y por esa razón ella lo dio en adopción. Por suerte fue a parar a una amorosa casa que cubrió sus gastos médicos debido a las distintas heridas que tenía en su cuerpo.
En el veterinario descubrieron que tenía cortes de piel y quemaduras causadas por la rasuradora, además de una infección en una herida en su cola muy grave que si empeoraba deberían amputarla.
“Pensé que estaba llorando por su madre, pero probablemente estaba sufriendo por el dolor”, dijo Dyck sobre los días que convivió con Vlad. “Un gatito esfinge normal quisiera ser sostenido y acariciado, pero él no quiso eso. Él probablemente no quería que lo tocaran porque tenía mucho dolor”, concluyó.
Dyck denunció a las autoridades y a la Sociedad Humana que insisten a aquellos que quieran comprar una mascota de una raza en específico se dirijan a las granjas animales dedicadas a ello para evitar las estafas y patrocinar, sin conocimiento, los tratos crueles a los animales.
La Sociedad Humana de Alberta también informó que ese no había sido el único caso de estafa con gatos esfinge porque meses atrás le ocurrió lo mismo a una chica.
Vlad ya tiene pelo de nuevo y adora su nuevo hogar, por suerte está en un buen lugar.
Recuerda que hay que adoptar en lugar de comprar animales. Hay muchos que nos necesitan y esperan con muchas ganas un nuevo hogar lleno de cariño ¡Comparte esta noticia!