Cuando se tiene una mascota es para cuidarla y tratarla como parte de la familia; sin embargo, muchos suelen tener mascotas o animales a su cuidado para encerrarlos y maltratarlos.
Maltratar a un animal no simplemente significa golpearlo o lastimarlo, no darle el cuidado que este requiere también es parte del maltrato; no cuidarlos, no alimentarlos adecuadamente, no brindarles la atención médica que requieren y no darles mucho amor es una forma de herir a cualquier ser vivo.
Hannah es una cerdita que fue adquirida por sus antiguos dueños hace 11 años, ella no tuvo una vida muy feliz en su compañía, pues fue comprada por ellos solo para vivir encerrada en un establo con condiciones de vida bastante deplorables.
Mientras Hannah vivía en ese lugar, no recibió el cuidado que merecía, lo más difícil para ella de vivir ahí era que sus pezuñas no fueron cuidadas ni cortadas.
Todos esos años crecieron muchísimo impidiéndole caminar de manera adecuada y lastimándola cada vez que lo hacía.
Afortunadamente, Hanna fue rescatada después de probar que sus dueños la maltrataron y descuidaron. Fue llevada a Happy Tails Farm Sanctuary en Kingston, Ontario, a principios de diciembre y apenas empezó a recibir un poco de amor se acostumbró de inmediato a él.
Cuando llegó a este refugio para animales, su nombre fue cambiado de Hannah a Anna, pues después de todo por lo que había pasado se necesitaba que empezara a tener una vida nueva; Carla Reilly Moore y su esposo, fundadores del otro refugio conocieron a Anna y sabían que encontraría un lugar feliz.
«Esta pobre cerdita había sido comprada siendo una bebé y después la pusieron en un establo”, le dijo Moore. “Ella simplemente estuvo en ese granero por 11 años”.
Moore no podía dejarla simplemente ahí después de conocer su historia, por lo que decidió llevarla con ella y adoptarla.
La adaptación de Anna a su nuevo hogar fue difícil, a pesar de que los cerdos son animales sumamente sociables, para ella fue difícil tratarse con los otros animales curiosos, por lo que su dueña la mantuvo alejada de los demás al principio.
Anna tuvo que ser sedada para poder cortar sus pesuñas pues era muy doloroso hacerlo sin anestesia, afortunadamente todo salió bien y después de tanto tiempo esta hermosa cerdita podrá caminar de manera normal e indolora.
Para esta cerdita de 11 años la vida le está empezando a sonreír y a pesar de que las sesiones de cortes de pezuñas aún no terminan, poco a poco se sentirá mucho mejor. Para ella sigue siendo difícil acostumbrarse al amor, pues nunca lo había recibido, pero lo está aceptando muy bien y ya ama demasiado a su nueva familia.
Recuerda compartir la historia de Anna.