Muchas historia de amistad comienzan de maneras inesperadas, muchas veces las conexiones pueden darse con el primer contacto como le pasó a Connor Manning y su gatita. Todo comenzó por casualidad o quizás el destino lo dispuso así, lo cierto es que ahora son amigos inseparables y no pueden vivir el uno si el otro. Ambos llegaron para apoyarse mutuamente y así será por siempre.
Connor había sufrido una ruptura sentimental y se encontraba caminando muy triste hacia su casa.
Él se sentó a pensar un poco, cuando de pronto apareció una gata, flaca, sucia y con pulgas, no pudo evitar ser amable y saludar. Sin dudarlo y como si supiera que Manning estaba deprimido, se subió a su regazo y se negó a bajar de él.
“Después de unos cinco minutos, me levanté para continuar mi camino y la pobre quedó muy asustada”, dijo Manning.
El chico se agachó y la gatita inmediatamente corrió a su regazo nuevamente, y la escena se repitió durante varias calles hasta llegar a su casa.
Una vez en casa de Manning la gatita comenzó a inspeccionar el lugar, pero luego decidió que estaba un poco nerviosa como para entrar, así que se instaló en el porche. El chico tenía que ir a ver a un amigo, pero dejó algo de agua y comida junto a una cama improvisada por si la gatita se quería quedar.
Cuando regresó ella no estaba ahí.
Manning se sintió un poco triste al respecto, pero después de una hora aproximadamente escuchó un sonido en una de las ventanas. Fue a ver de qué se trataba y era nada más y nada menos que su pequeña amiga.
“Admito que fue muy lindo verla ahí”, comentó el chico emocionado.
Una vez que entró a la casa, Manning decidió ponerle un nombre, así que la bautizó como Socks, y por nada del mundo permitiría que volviera a la calle. Pero aún tenían un problema que resolver que era más delicado de lo que pensaban.
Manning era alérgico a los gatos, de hecho sus padres tuvieron que poner en adopción a uno cuando él era un niño.
Esto podría representar un riesgo para el chico, incluso pasaron un mal momento después de su primera visita al veterinario, Manning comenzó a sentirse muy mal y su garganta comenzó a cerrarse. Se enfrentó a una difícil decisión, tendría que buscar a una persona que quisiera adoptar a Socks.
Pero realmente él no quería hacerlo y Socks no estaba dispuesta a aceptar a otro humano que no fuera Manning.
Luego se dieron cuenta que con un tratamiento con antialérgicos Manning se sentía mucho mejor. Entonces decidió que no había más nada que hacer ni qué pensar, él mismo adoptaría a Socks y asegura que desde que su amiguita llegó a casa es realmente feliz junto a ella. Parecen ser el uno para el otro.
Han pasado un par de meses desde entonces y ambos se encuentran muy bien.
Socks es realmente cariñosa, su peso y apariencia han mejorado muchísimo, y aunque le encanta conocer nuevas personas, se asusta cada vez que alguien abre la puerta, seguramente le da miedo tener que volver a las calles. Estamos seguros de que Manning cuidará muy bien de ella y no permitirá que tenga que pasar nuevamente por momentos tan duros. Si quieres seguir su historia puedes hacerlo en su cuenta en Instagram.
Comparte esta historia con todos tus familiares y amigos, quizás alguno se anime a adoptar a algún animalito sin hogar.