En la exótica playa de Hahei en Nueva Zelanda, hogar de preciosos árboles pohutukawa, conchas color rosa y destino popular para practicar buceo y navegar en kayak, una inesperada visita sorprendió a algunos temporadistas que se encontraban disfrutando los atributos naturales que ofrece la isla.
Cerca de la costa una manada de orcas salvajes se encontraban cazando mantarrayas. De repente, la más joven del grupo nadó hacia la orilla de la playa acercándose a un grupo de distraídos bañistas. En medio del tranquilo oleaje, se pudo ver cómo una vistosa aleta negra surgió de la superficie y se acercó lentamente a la gente. Enseguida se percataron de la curiosa visitante y rápidamente el grupo corrió a tierra firme, con una mezcla de susto y emoción.
Las orcas suelen movilizarse en manadas pequeñas de máximo 4 a 6 individuos. Además, son animales muy inteligentes, ya que tienen la capacidad de imitar el comportamiento de otros animales.
Se dice que las orcas con más experiencia enseñan a las más jóvenes las distintas técnicas para cazar su alimento, el cual abarca desde focas, peces, moluscos hasta otras especies.
Las costas de Nueva Zelanda son una reserva de vida marina rica en mantarrayas, sus calmadas aguas oceánicas lo hacen un sitio ideal para buscar comida y dar un par de clases a las orcas más pequeñas.
Sin embargo, en esta ocasión, probablemente sólo se trataba de una pequeña práctica de caza para nuestra traviesa bebé orca, que se aventuró a la orilla para curiosear un poco entre la gente.
Para estas personas resultó ser una agitada sorpresa, que agregó más emoción a su apacible día en este paradisíaco oasis marino.
La espontánea escena fue grabada en el momento preciso por una de las personas que se encontraba en la orilla.
Una vez pasado el susto el grupo de bañistas logró contemplar el hermoso animal pasar muy cerca de la playa. “Ella solo estaba jugando”, sugirió otro de los turistas con una risa exaltada.
Pero no todo fue susto y nerviosismo, ya que para Kelly Lindsay, otra de las protagonistas en la escena, resultó ser una experiencia maravillosa y única en su vida. Poder apreciar de cerca a ese magnífico ejemplar de la naturaleza marina en su estado salvaje es una oportunidad que seguramente no se repetirá.
“Es una experiencia que no vamos a olvidar tan pronto”, agregó Kelly para los medios locales.
Esta simpática historia nos demuestra que la naturaleza se sigue haciendo presente con pequeñas maravillas, para que podamos tanto disfrutarlas como respetarlas y preservarlas.
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