Para todos aquellos amantes de los animales es casi obvia la diferencia entre gatos y perros. Los felinos son independientes, no obedecen órdenes, hacen lo que les place y a veces hacen alguna que otra monería para hacernos reír.
En cambio, los perros se comportan diferente. Nos siguen a sol y sombra, obedecen nuestros deseos, son dependientes de nuestros movimientos y siempre buscan satisfacernos.
Estas diferencias los hacen únicos. Tanto a perros como a gatos. Y disfrutamos de ellos y sus singularidades a cada momento.
Pero a veces hay perros que tienen actitudes de gatos y felinos con actitudes caninas.
Ese es el caso de Stinkie, una gata que fue adoptada de un refugio cuando era muy pequeña por una familia que ha logrado cambiar su comportamiento felino sin quererlo, buscando que pasara más tiempo con ellos.
Así de pequeña era Stinkie al llegar a su hogar.
La gata llegó al hogar cuando tenía 3 semanas de vida y era una pequeña bola de pelos gris maullona.
“Empezamos a sacarla con correa cuando aún era muy muy pequeña. Quizás tenía apenas un mes”, cuenta el padre de la familia, con quien Stinkie tiene una relación más que cercana.
La familia quería que su mascota pasara la mayor cantidad de tiempo posible con ellos, por lo que poco a poco comenzaron a incluirla en los paseos, visitas a amigos y salidas familiares, lo que hizo que la gata comenzar a adquirir hábitos que se asocian a los perros.
Stinkie sale a pasear con su papá adoptivo por las calles de New York, como si fuera un perro. No sólo lo hace con correa, sino también en brazos. Y siempre se ve feliz.
La gente no puede evitar mirar a la pequeña gata.
Muchos gatos son trasladados en autos o a pie por diferentes motivos, se ponen nerviosos, alertas y buscando escapar para volver a la seguridad del hogar. Pero eso no sucede con esta hermosa gata gris. Ella realmente disfruta de hacer estas actividades con su familia.
Incluso, según cuentan en Instagram, también adora tomar baños.
Pero como todo gato, no deja de jugar con todo lo que la rodea y suele acurrucarse en los sillones.
“Ama perseguir cosas, dar largos paseos, viajar en el auto, bañarse y abrazar a su familia” cuentan.
Acompaña a su papá a todos lados.
Pero ¿cómo Stinkie se convirtió en una gata con comportamientos de perro?
“No sé si quería que ella se comportara como un perro”, cuenta su dueño, “pero quería que disfrutara estar afuera, como lo hacen los perros”.
E incluso aseguran que disfruta del mar: “Ama la playa, cree que es una caja sanitaria multidimensional”.
El nombre Stinkie surgió de su comportamiento en las primeras semanas en su casa, luego de ser traída desde el refugio “no podía parar de caerse dentro de su bowl de comida y no podía limpiarse la cara”, cuenta la familia. Entonces recibió el apodo, Stinkie, que en inglés significa “oloroso”, un mote que, luego, quedó como nombre.
“Por suerte tiene una hermana mayor que la ayudaba a limpiarse” , explican divertidos al recordar a su hermosa hermana blanca, que desde el primer día la cuidó como si fuese su propia hija.
Su hermana mayor limpiándola ?
Además, es sólo un apodo cariñoso, pues no le importa bañarse y enjabonarse todas las mañanas.
“Ama estar en la ducha con nosotros, cuando nos duchamos en la mañana, ella lo hace con nosotros”.
Stinkie en la ducha.
Su familia la ama y la lleva a vivir muchas aventuras, ha estado elaborando cerveza artesanal, en la playa, en la ciudad, en eventos multitudinarios, en plazas, festejos familiares y demás lugares a donde la quieran llevar.
Viaja en todo tipo de transporte.
Incluso su familia la lleva a los cumpleaños de sus amigos en departamentos y casas, donde se comporta grandiosamente.
Si bien Stinkie ha ido a Hamptons varias veces, e incluso a Philadelphia, el lugar donde siempre ha disfrutado más es en los brazos de su papá.
Ese es el lugar prefierido de esta particular gatita.
¿No es maravillosa? ¡Comparte la historia para que más personas la conozcan!