John Fletcher, un cartero retirado, paseaba por su maravilloso jardín cuando encontró a su tortuga dentro del estanque casi muerta y actuó rápidamente para salvarle la vida.
Fletcher no dudó en lanzarse a buscar la tortuga en el agua y, una vez a salvo, comenzó a practicarle la reanimación boca a boca, mientras trataba de aplicarle primeros auxilios.
Según contó a los medios locales, John, un astrónomo amateur, construyó un observatorio en el jardín, y de allí volvía cuando encontró a Freda casi muerta.
“Debió haber estado ahí por lo menos una hora. Cuando la agarré se veía débil y casi muerta”, contó a los periodistas.
Freda estaba dentro del estanque sumergida en el agua.
En ese momento, su reacción fue rápida y empezó a practicarle la reanimación cardiopulmonar; le hizo respiración boca a boca durante una hora, hasta que Freda, que cuenta con 45 años, volvió en sí.
«Cuando la encontré, prácticamente muerta, decidí poner mi boca sobre su cabeza y comenzar la reanimación», contó luego John.
«Estuve casi una hora con ella. Entonces la calenté con masajes y un secador de pelo hasta que abrió los ojos”.
Según cuenta, estaba decidido a arrebatarle a la muerte a su querida Freda. Por eso, cuando vio que abría sus ojos, se sintió satisfecho de haber hecho todo lo posible por su mascota.
En un principio, estaba preocupado por las secuelas que podrían quedarle a Freda; sin embargo, ahora respira aliviado al ver que «sigue comiendo su ración de un cuarto de tomate y dos hojas de lechuga, por lo que no hay síntomas de daño cerebral”.
John no dudó en hacer todo lo posible para salvar a la tortuga.
El hombre cuida a Freda hace muchos años, luego de que su primer dueño no pudiera cuidarla más y como él ya tenía una tortuga, pensó que sería buena idea tener una compañera para su mascota.
Pero, por desgracia, un invierno, tras la hibernación, sólo Freda volvió a disfrutar del jardín. Aparentemente, un ratón lastimó a su tortugo, que no sobrevivió a la infección que se le hizo en la herida.
Desde entonces, Freda es la única mascota del jardín y John la cuida con esmero, la llama “la gran dama tortuga” y tiene libertad absoluta para moverse en el verde espacio de la casa.
Gracias a la rápida acción de su dueño, ahora Freda sigue su vida normal.
Ahora, la joven Freda, a sus 45 años, disfruta de su adolescencia gracias a que su dueño John le salvó la vida. Pasea feliz por el jardín, prestando atención a todo su alrededor y deleitándose con cada una de las flores.
¡Es increíble lo que hizo John por su tortuga!
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