Un perro del Cuerpo de Infantería de Marinos de EEUU, que prestó su servicio durante tres viajes a Afghanistán, recibió una conmovedora despedida. Le dijeron adiós homenajeándolo como a un héroe antes de practicarle la eutanasia. Su nombre era Cena, un labrador de 10 años que padecía de cáncer de huesos. El diagnóstico se lo dieron dos semanas antes de que se fuera de este mundo, todo pasó muy rápido porque la enfermedad se manifestó de forma muy agresiva.
Jeff DeYoung, el dueño de Cena, elaboró una lista de «ahora o nunca» para su adorada mascota. El día de su despedida, el chico llevaba un chaleco con sus condecoraciones. Cientos de personas se despidieron de él ese día con mucha tristeza y orgullo. Una vez que lo pusieron a dormir, DeYoung cargó su cuerpo y lo cubrió con una bandera de Estados Unidos.
Cena se encargaba de detectar las bombas con su olfato y de esa forma ayudaba a la Marina. A DeYoung le asignaron al perro como compañero en el 2009 y 2010 para ir juntos a una misión en Afghanistan. Después de que se retiraron, él lo adoptó para que lo ayudara con el estrés post-traumático que le produjo el trabajo de campo. «Estoy con él desde que tengo 19 años, aprendiendo a ser responsable y salir adelante…»
«Ahora tengo 27 y tengo que decirle adiós a una de los seres más importantes de mi vida»
DeYoung contó que estuvieron mucho tiempo juntos trabajando y superando obstáculos, Cena se ha lanzado sobre él en fuertes tiroteos. También contó que Cena lo mantuvo en calor en el frío desierto, noche tras noche, después de haber perdido a siete de sus amigos en menos de tres semanas. Como parte de la despedida, DeYoung llevó a su perro a dar un último paseo en el jeep descapotable que estaba decorado con el cartel «Equipo de Respuesta al Cáncer», ese era el último deseo que estaba en su lista de «Ahora o nunca».
«Cualquier perro que haya servido a la Marina se merece exactamente lo que he hecho por Cena, o inclusive más», dijo DeYoung. A estos compañeros los emparejaron después de hacer un test de personalidades en el 2009. Así empezó todo. «Eramos muy tranquilos, estábamos destinados a estar juntos». Precisamente por conocerse tanto, el soldado notó que el perro estaba caminando mal, su pata trasera izquierda no respondía como de costumbre. Lo llevó al veterinario y el cáncer de huesos quedó confirmado.
A la ceremonia asistió la Liga del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos, la Policía de Michigan, la Policía de Muskegon, el Cuerpo de Bomberos de Muskegon, entre otras instituciones emblemáticas y autoridades del Estado. Todos estaban allí para hacerle el hermoso homenaje que merecía. Por la historia se nota que tuvo una vida plena, llena de aventuras, y tuvo un gran amigo que lo acompañó hasta el último momento.
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