Hay muchos perros que no tienen hogar pero que a diario viven con la esperanza de ser adoptados. Un porcentaje muy pequeño será rescatado en algún refugio y puede pasar mucho tiempo antes de que alguien decida adoptarlo.
Popeye fue rescatado de las calles hace tres años por Ivy y Nickson Diep, en Los Ángeles. Ahora tiene cuatro años de edad y parece disfrutar de una vida llena de alimentos exquisitos y muy variados por todos los restaurantes de California.
“Lo encontré en la calle”, compartió Ivy. “Estaba hecho un desastre, era muy delgado y su pelaje estaba pegado a su piel y muy sucio”. Ivy no estaba buscando otro perro en ese momento, pues su casa estaba llena, pero nadie quería a Popeye, así que ella decidió quedárselo. “No le tomó mucho tiempo sentirse como en casa con mis otros perros. Mi esposo también se enamoró perdidamente de él”.
Popeye dejó de ser un perro que vagaba por las calles en busca de comida; una vez que llegó a la familia de los Diep, comenzó a salir con ellos a distintos lugares para comer juntos.
Hace tres meses abrieron una cuenta en Instagram, para compartir esos bellos momentos de Popeye y ya tiene más de 200,000 seguidores.
«Desde que Popeye se unió a nuestra familia, siempre quería ir a todos lados con nosotros. Pronto comenzó también a ir conocer, a comer, y nos dimos cuenta que en realidad era muy tranquilo durante la comida y le gustaba posar para las fotos. Desde entonces comenzamos a incluirlo en nuestras salidas y hemos creado su propia cuenta de Instagram.»
«A Popeye le gusta mucho salir a pasear y es muy tranquilo en los restaurantes, jamás se lanza por la comida, solo ha llegado a lamerla en algunas ocasiones».
Ha sido una transformación muy impactante, cuando Popeye fue adoptado solo pesaba 3 kilos, tenía el pelo enmarañado y parecía que nunca había recibido un baño, no estaba domesticado y no sabía cómo usar sus juguetes.
Ahora lleva una vida muy saludable en compañía de su familia y sus hermanos caninos, pesa 5 kilos y es toda una celebridad entre los restaurantes que visita y por supuesto en su cuenta de Instagram.
No necesita ser de raza para ser fotogénico, pero lo que más disfruta es que puede seguir disfrutando de los paseos por la calle, pero ya no está solo ni abandonado.
“Una de mis amigas, Jen, sugirió que creara una cuenta de Instagram para Popeye, por lo lindo que era. Jen y yo siempre comíamos juntas y tomábamos fotos de nuestra comida, así que empecé a llevar a Popeye cuando podía y nos dimos cuenta de que era muy bueno cuando se trataba de comida. Le gustaba salir con nosotras y comer cualquier cosa que le diéramos y fuese segura para él. También cargo una bolsa con bocadillos, en caso de que los platos no fueran adecuados para él”.
Es verdad que Popeye es hermoso, el tener una familia que cuida de él lo hace feliz. Esta felicidad es la misma que experimentan todos los animales cuando son rescatados y adoptados por una familia responsable.
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