El mundo está lleno de historias increíbles, son tantas las cosas que suceden que no podemos llegar a imaginar lo que pueden estar viviendo otros a kilómetros de nosotros. John Grobler es un periodista Sudafricano, que se encontraba en Namibia, Angola, por trabajo. Sin embargo, tenía algo de tiempo para pasear, así que fue a Granja-por-de-sol, un parque privado en Huambo y encontró una historia increíble y conmovedora.
En ese parque conoció a Leila, un chimpancé hembra de cuatro años y medio que vivía ahí, luego de algunas preguntas descubrió que el dueño del parque la había comprado cuando era muy pequeña y que posiblemente alguien mató a su madre.
Lamentablemente ella se encontraba atada con cadenas a unos árboles en las cercanías de la entrada del parque, sus condiciones de vida no parecían muy óptimas, incluso logró averiguar que antes se encontraba en una jaula pero la destruyó.
Leila estaba completamente expuesta al sol, no tenía un refugio real más que una mesa a la que era capaz de llegar y debajo tenía algunos tejidos donde podía descansar, su vida había sido extremadamente difícil hasta ese momento.
Nunca había llevado una buena alimentación pues el puesto de comida más cercano solo vendía dulces, frituras, cervezas y whisky, tan duros eran sus días que ella aprendió a beber su propia orina para mantenerse hidratada.
Aunque los visitantes parecían ser bastante amables, al examinarla mejor, Grobler encontró una gran cicatriz en su cabeza como consecuencia al parecer de una antigua herida por machete.
Grobler supo que tenía que hacer algo por ella, no podía irse de Angola sabiendo la miserable vida que seguiría teniendo Leila, así que se propuso rescatarla sin importar lo que costara.
Él se encontró con un montón de obstáculos, el principal era que las leyes de Angola prohíben tener un chimpancé como mascota, sin embargo, sabía que lo podía lograr hablando con las personas correctas.
Luego tuvo que obtener una orden de confiscación, tramitar documentos e incluso un pasaporte para Leila, proporcionarle vacunas, organizar un transporte e incluso construir una jaula de madera para su traslado.
Todo esto fue posible gracias al equipo de Wild Heart Wild Life Foundation, un grupo de rescate que lo ayudó a recaudar el dinero y lo asesoró para que la liberación de Leila fuera posible.
Paralelamente él se puso en contacto con Dalene Dreyer, una mujer que se encontraba criando a otro chimpancé en Angola, quien estuvo de acuerdo en hacerse cargo de ella temporalmente.
El plan es que permanezca un tiempo con Dalene, mientras Grobler logra trasladarla a Chimfunshi Wildlife Orphenage, donde le proporcionarán las herramientas necesarias para ser liberada en su hábitat natural.
Mientras era trasladada, Grobler la acompañó e interactuaron largo rato, él le ofrecía alimentos, pero ella los aceptaba solo si él los probaba previamente. “Creo que la intentaron envenenar alguna vez y siente desconfianza” , dijo su salvador.
Pero pronto llegó un momento difícil: Grobler debía volver a casa y decirle adiós a Leila. Después de todo fue un momento muy emotivo e instintivamente ella le dio un gran abrazo como agradeciéndole que le salvara su vida.
TheDodo / RelayHero
Aunque la vida de Leila haya sido bastante atípica para un chimpancé, los expertos aseguran que ella logrará aprender rápidamente cómo comportarse y se adaptará adecuadamente a la vida salvaje. Por su parte, Grobler espera con ansias volver a Angola para visitarla como se lo prometió. Si deseas ayudar con la manutención y rehabilitación de Leila puedes hacerlo aquí.
Comparte esta inspiradora historia y sigamos el ejemplo de este hombre que no descansó hasta salvar la vida de Leila.