Una cabrita llegó en muy mal estado al Duarte Azusa Animal Hospital, sus dueños la tenían por un capricho en un taller mecánico, un lugar poco apto para ella y brincando de un lado a otro, una de sus patas traseras terminó atrapada entre herramientas y sufrió una fractura.
La pobre sufría con mucho dolor.
Además de eso, la habían descornado, esto consiste en colocar una plancha caliente en sus sensibles y pequeños cuernos para que nunca crezcan. Tuvieron que ponerle una sedación leve, hacerle rayos X y colocarle una férula para inmovilizar su pierna, esto dio un cargo de 500$.
Los propietarios se negaron a pagar.
En este caso, el personal veterinario no podia entregarles la cabrita hasta que saldaran la deuda; las leyes dicen que en estos casos los propietarios cuentan con 14 días para cancelar los gastos, de lo contrario, la cabrita sería entregada al Departamento de Servicio Animal por abandono.
Ellos simplemente le dieron la espalda.
Luego Piper Wood supo de ella, Piper es la fundadora de Hand in Paw, una organización de rescate, y al conocerla tuvo la certeza de que esa cabrita sería para ella. La fue a ver y la pobre, de tan solo cuatro meses de edad, tenía dos días llorando constantemente dentro de una perrera de concreto.
Ella no solo estaba adolorida, también estaba muy triste y deprimida.
Piper siempre había querido una cabra y ahora estaba a punto de ser posible, la nombró Clementine, la visitaba a diario para que supiera que no estaba sola, que desde ese momento contaba con ella.
Piper pacientemente esperó los 14 días reglamentarios.
La llevó a su casa y enseguida notó el cambio.
Clementine se unió junto a sus 15 perros de rescate y empezó a correr de un lado a otro por el pasto a pesar de su férula, a ella le gustaba el contacto humano y de otros animales, estaba feliz.
Piper estaba muy feliz de tenerla, pero también se preocupaba a diario pensando que sus dueños anteriores quisieran intentar recuperarla. Ambas estaban muy felices y si eso ocurría sería emocionalmente devastador para ellas.
Clementine hizo una gran conexión con los perros, en especial con un poodle llamado Stewart.
Piper le dio a Clementine la mejor vida que una cabrita puede tener.
Lamentablemente, la pierna de Clementine no se ha recuperado completamente, luego de una revisión médica determinaron que no está curando de manera correcta. Así que posiblemente necesite una intervención quirúrgica y placas de acero.
Aunque eso no ha sido impedimento alguno para que siga jugando.
Piper hará todo lo posible para que ella se recupere completamente, seguirá estrictamente las recomendaciones de los médicos veterinarios. Ella solo quiere verla completamente sana y rodeada de mucho amor.
“La amo y haré lo necesario para que ella esté bien”, manifestó Wood.
Es como un sueño cumplido para ambas, ella siempre había querido una cabrita y Clementine ama el contacto humano, están hechas la una para la otra y estamos seguros de que serán muy felices juntas. Esperamos que la pequeña se recupere pronto y si deseas hacer una donación para la fundación de Wood puedes hacerlo aquí.
Comparte esta hermosa historia con el final feliz que queremos que tengan todos los animales.