Millones de personas tienen peceras en sus hogares y muchos exhiben peces exóticos en ellas, pero una serie de hechos terribles ocurren para que muchos de ellos lleguen a dichos hogares. Frecuentemente son sacados bruscamente de su hábitat natural y pocas personas conocen esa realidad que recientemente se puso en la mesa pública por algunos hechos ocurridos en Hawai.
En la Isla de Kona encontraron dentro de un contenedor de basura una bolsa llena de peces tropicales en estado de descomposición. Entre lo que abundaban, peces cirujano, peces cirujanos amarillos y peces mariposa.
Estas son especies exóticas.
Pudieron contarse 610 peces en total, puede parecer que no es gran cosa la cantidad, pero Rene Umberger, fundador de For The Fishes, asegura que es una cifra alarmante, y más alarmante aún por el tipo de peces.
Estos peces son capturados y distribuidos en tiendas de mascotas que luego los venden a precios muy elevados y las condiciones bajo las cuales son capturados y trasladados son horribles.
Se estima que al menos 20 o 24 millones de peces tropicales son tomados de los océanos para luego ser exhibidos en peceras caseras. Según United Nations Environment Programme (UNEP), la mayoría provienen de Indonesia o Filipinas pero Hawai también es un punto clave.
La tasa de mortalidad es sumamente elevada, la mayoría muere en el proceso de captura o traslado y los que sobreviven por lo general son muy débiles.
Según Teresa M. Telecky, director del departamento de vida silvestre de la Humane Society International (HSI), dice que “ellos son capturados en las profundidades y llevados rápidamente a la superficie».
El cambio de presión hace que sufran mucho y le provoquen un barotrauma, que es un daño en los tejidos, además a muchos les perforan sus vejigas natatorias para acelerar el proceso de captura y así ser elevados a la superficie rápidamente, pero ocasionándoles daños graves en dicho órgano, en las escamas y en la piel.
Aún más alarmante es el método de captura, en Hawai suelen hacerlo con redes pero en Filipinas e Indonesia rocían cianuro cerca de los corales para que los peces se desorienten y sean fáciles de atrapar. El cianuro es un químico, altamente tóxico, de hecho los peces que se encuentren más cerca mueren “asfixiados”.
El 50% de los corales que sean rociados están expuestos a morir.
Después de todo este traumático proceso los que logran sobrevivir son trasladados en pequeñas bolsas sin espacio y el agua se contamina con el propio excremento del pez, por lo que evitan alimentarlos durante el viaje.
Además, les cortan las espinas que puedan sobresalir de sus aletas para que no perforen las bolsas.
Esto hace que otro gran porcentaje muera en el camino, finalmente los que llegan a las tiendas están agotados y posiblemente enfermos, así que tratan de venderlos rápidamente y que la muerte sea responsabilidad del comprador.
Como es de imaginarse la vida decorativa del pez suele ser muy corta, con la excusa de que son muy delicados y que posiblemente el dueño no atendió de manera adecuada sus necesidades; esto hace que la demanda sea constante.
Telecky lo describe como “una puerta giratoria de la crueldad y la destrucción”. El 98% de los compradores no sabe de dónde provienen los peces que están comprando y desconocen que por cada pez en venta al menos 6 murieron.
Umberger expresa que aunque sean seres pequeños y completamente diferentes a los humanos, son unas de las criaturas más hermosas sobre la tierra, por ello debemos cuidarlas y luchar por su preservación. Estamos totalmente de acuerdo con dicho pensamiento, no podemos permitir que sean tratados como simples objetos decorativos.
Comparte esta información con todos tus amigos y ayuda a que las personas sepan de doónde y bajo qué circunstancias son capturados los peces que compran para sus peceras.