Este pequeño orangután había perdido a su madre y con ella sus ganas de seguir viviendo, pero sus héroes rescatistas no lo dejaron ir.
Su nombre es Udin. Era muy pequeño cuando fue arrebatado del regazo de su madre después de que ella fuera asesinada. Los cazadores que la mataron querían vender al pequeño como mascota.
Estuvo en condiciones deplorables, encerrado en una jaula, sin iluminación, privado de agua, alimentación adecuada para su especie y por supuesto, del cariño que tanto necesitaba en ese difícil momento.
Temían que fuera demasiado tarde pero la vida le regaló una oportunidad cuando la organización Internacional de Rescate Animal (IAR) llegó al rescate, y fue trasladado al centro de refugio para orangutanes Borneo. Él presentaba problemas de deshidratación y desnutrición, sumados al trauma de perder a su madre.
Ya no quería vivir más, no miraba a su alrededor, no volvía su apetito y menos su ánimo.
A pesar de su resistencia, los rescatistas nunca se rindieron y a través de ejercicios y un monitoreo constante lograron controlar su estado de salud y darle un poco de consuelo. Este proceso de cuidados intensivos duró 10 días y luego, por primera vez, comenzó a reconocerlos.
El equipo de veterinarios comentó que: «Finalmente hubo un destello de luz en sus ojos tristes y oscuros”.
Ha sido un progreso lento, pero valió la pena. Poco a poco el pequeño está recuperando sus ganas de vivir.
A principios de este año, también fue rescatado un orangután huérfano con una historia similar a la de Udin, llamado Budi, que fue rescatado en las mismas condiciones aunque estuvo diez meses en una jaula de pollos. Cuando llegaron a salvarlo gritaba de dolor cuando lo tocaban, tenía un cuadro de desnutrición crónica y su cuerpo era extremadamente frágil. Hoy, ocho meses después, Budi ha evolucionado muy bien y ha aprendido a jugar, a subir y a interactuar con los demás. En la mayoría de los casos los orangutanes logran recuperarse satisfactoriamente.
Lamentablemente, hay muchos casos como estos. El refugio actualmente atiende a 86 orangutanes que han sido rescatados en las mismas condiciones y con historias muy tristes.
En cuanto a Udin, está evolucionando bien, aunque requiere tratamiento médico y atención especial del personal. Comentan que a veces duermen con él en el suelo para consolarlo durante la noche. El pequeño se aferra al abrazo de un gran oso de peluche como si abrazara a su madre.
Cada día que pasa su espíritu parece regresar poco a poco, pero mientras tanto el personal que lo cuida espera con paciencia que vaya recuperándose. A través de una página web que puedes visitar aquí, se recaudan fondos para seguir ayudando a los orangutanes como Udin, que necesitan mucha atención y cariño para vivir saludables física y emocionalmente.
En este video quedó registrada la evolución que ha hecho Udin hasta ahora:
Comparte la historia de Udin para que todo el mundo sepa qué sucede y se acabe de una vez por todas ¡Hay que respetar y cuidar a los animales!