Una mañana de 1974 un grupo de chimpancés de laboratorio que estuvo 6 años de cautiverio pisó nuevamente el pasto y estuvo al aire libre, como cuenta el documental de 1999 «The Wisdom of the Wild”.
Pero los chimpancés no corrieron hacia los árboles, estaban absolutamente atemorizados. “Ya sea porque estaban aterrados de pisar el pasto, o porque no habían visto otra cosa que barras de hierro durante años, o porque sintieron el viento y el Sol. Se habían atorado en las puertas y no querían salir” cuenta en el documental Linda Loebner, la especialista en comportamiento animal que los había cuidado.
Los chimpancés no querían abandonar la caja, pisaban el suelo y volvían a meterse.
Pero finalmente Linda pudo convencerlos de que pisaran el pasto, tras horas de arduo trabajo.
Los chimpancés habían sido usados para investigar sobre hepatitis y no los necesitaban más porque ya habían encontrado una vacuna. Fueron liberados en una zona preservada al sur de Florida, Estados Unidos, pero necesitaban a Linda para aprender a vivir en la naturaleza.
Linda con uno de los chimpancés con los que trabajó durante años.
“Los chimpancés nos han dado mucho en este mundo” dice en el documental “Tanto conocimiento de nosotros mismos, de nuestra vida social, nuestros temperamentos, porque son muy parecidos a nosotros como seres”.
Linda, que fundó Chimp Haven en Louisiana, también en Estados Unidos, pasó los siguientes 4 años con los chimpancés, hasta que estuvieron listos para vivir solos.
Ahora, dos décadas después, volvió a estar con ellos, tras 18 años de ausencia. Al principio se acercó con mucho cuidado, pero a medida que se acercaba, mientras les hablaba, trataba de tocar a uno de los chimpancés que ayudó a liberar.
Tras 20 años los chimpancés volvieron a ver a la mujer que los ayudó a recobrar su libertad.
Si bien habían estado con Linda durante 4 años, era posible que no la reconocieran.
Swing es el nombre del chimpancé que se aproximó a Linda con una sonrisa de oreja a oreja, tomó la mano de Linda por algunos segundos hasta que la abrazó. Esto hizo que otro de los animales, llamada Doll, se acercara también.
Swing ve a Linda y sonríe feliz de verla.
Doll también la abrazó, como quien se encuentra con una vieja amiga.
“Estos chimpancés me enseñaron lo que es resistir. Todos han pasado por tremendas adversidades, pero han perdonado y están completos otra vez”.
No sólo la reconocieron, sino que se mostraron felices de ser visitados por su vieja amiga.
Debido a que comparten el 98.8% de nuestro ADN, los chimpancés han sido usados para probar drogas y vacunas. En la primavera del 2015 Estados Unidos ingresó en su lista de especies en peligro a los chimpancés, por lo que no pueden seguir experimentando con ellos en los laboratorios.
Sin embargo, todavía hay miles viviendo tras las rejas, esperando ser trasladados a los santuarios. Si quieres ayudar a su pronta liberación, ingresa en este link para saber cómo hacerlo.
Mira el video en el que Linda se despide de los chimpancés.
¡Que ningún chimpancé siga siendo blanco de experimentos! Comparte esta historia para que otros nos ayuden a acabar con estas injusticias.