El corazón de Henry Alvarado, un soldado de los Estados Unidos, quedó destrozado al tener que separarse de su perrito justo cuando el animal más lo necesitaba. El hombre se sintió la peor persona al abandonarlo en el que él consideraba su lecho de muerte, pero el llamado a servir a su nación no podía esperar.
Irónicamente la vida se encargó de premiar al soldado, quien abrazó a su perrito de nuevo.
La vida militar no es sencilla, en ocasiones estos hombres se pierden de momentos importantes a nivel familiar por tener que desplegarse a diferentes misiones. Esto es algo que Alvarado ha vivido en carne propia, ya en una ocasión la distancio le impidió despedirse de sus abuelos y ahora parecía repetirse la historia, pero con su mascota.
Un perrito llamado Dukey que siempre lo consolaba en sus momentos de mayor debilidad.
El perrito estuvo a su lado cuando regresó a casa y no encontró a sus abuelos, también cuando alguna pesadilla lo despertaba en medio de la noche. Dukey era su compañero fiel y mayor terapia, por eso Alvarado disfrutaba al máximo el tiempo a su lado.
Mientras el soldado preparaba todo para mudarse a Los Ángeles junto a su perrito, el animal fue atropellado. Con su vida en riesgo, DuKey necesitó de una operación bastante costosa y además debía continuar en rehabilitación.
De inmediato, el soldado comenzó una campaña para recaudar los fondos necesarios para cubrir la cirugía pero antes de poder reunirlos su compromiso con la nación tocó nuevamente la puerta.
El soldado fue desplegado a una importante misión en Alaska, así que no le quedó más opción que presentarse y dejar al perrito con un familiar. Aunque sabía que lo cuidarían, Henry se sentí mal por haberlo dejado solo en ese momento tan importante.
El perrito siempre había estado para él y ahora era el soldado quien le fallaba a su amigo.
El futuro del animal era incierto, Dukey necesitaba ser operado y también la compañía de su humano. Por suerte, por medio de unas amistades, el asunto llegó a oídos de Rescue From The Hart, cuyos voluntarios hicieron todo lo posible por ayudar al perrito y al soldado.
Después de compartir el caso, la fundación recaudó el dinero necesario y Dukey pudo ser operado de su pata. Tras seis semanas de rehabilitación sucedió lo que llamamos un gran milagro, el perrito logró reencontrarse con el soldado.
Toda la magia de ese momento estuvo a cargo de los voluntarios.
Gracias a las donaciones, también fue posible costear el viaje del perrito hasta Alaska en donde fue recibido por su humano. Henry no tenía ni idea de qué habría dentro del paquete y por eso no pudo contener la emoción cuando vio a su peludo caminando.
Dukey había resistido a esos días de dolor y soledad en los que su dueño no pudo acompañarlo, pero lo mejor era que estaban nuevamente juntos para comenzar a disfrutarse el uno al otro.
Henry recibió un permiso para salir de la base militar pero no sabía a ciencia cierta cuál era la razón. Una vez en el aeropuerto se llena de emoción y quizás comenzó a sospechar, hasta que sus dudas se mitigaron por completo: en un kennels estaba su perrito esperándolo.
Dukey se emociona y le mostró a papá que ya estaba sano, después de todo lo había logrado. Este reencuentro se dio no solo por el apoyo de la fundación, sino de todas las personas que se unieron y con sus donaciones lo hicieron posible.
Ahora el perrito vive con su dueño y están contentos de no tener que separarse nunca más.