Una gata en apuros supo muy bien a quién elegir para que le brindara un poco de cariño y también el cuidado necesario para que su vida tuviese una completa transformación.
Vivir en la calle no es tarea sencilla, y por eso los animales sin hogar desarrollan mucho la astucia para aprender a confiar y acercarse a las personas indicadas.
Esta gata es un ejemplo claro, pues con unas caricias reconoció qué más debía hacer.
Al noreste de Filadelfia trabaja Katy, una cuidadora del refugio animal local Stray Cat Relief, que a finales mes pasado se topó con una curiosa gata de camino a su casa.
La felina comenzó a perseguirla y como era de esperarse, la amante de los animales no se resistió a sus encantos.
Caty terminó acariciándola y mimándola por un rato, hasta que la peluda huyó del lugar. Aunque la mujer intentó perseguirla, no pudo y siguió camino a su casa.
Tan solo dos días después esa gata callejera la sorprendería de nuevo.
En esa ocasión, la minina apareció en la casa de Katy. Parece que el animal la había seguido y la rescatista notó de inmediato que su panza estaba bastante gordita.
Resultó que la gata estaba embarazada y su interés era ser recibida para brindarle un hogar a su cría.Ese día, Katy se convenció de que la gata no tenía familia y solo buscaba un refugio.
«Estaba trabajando ese día y cuando llegué, ella estaba caminando por la calle.
No tenía una trampa, ni un transportador, ni siquiera comida, pero sabía que necesitaba ayuda. Me agaché, le ofrecí la mano y ella vino directamente a mí en busca de mascotas», dijo.
La gata, a la que bautizaron después como Priscilla, necesitaba ayuda, así que Katy la dejó entrar y en la casa pudo relajarse y sentirse segura. Esa primera noche, la felina comió como parecía no haberlo hecho en semanas y además, logró descansar.
Sus angelitos venían en camino.
Solo una noche bastó para que la gata entrara en trabajo de parto, lo cual fue una sorpresa para Katy que no imaginó que el nacimiento se diera tan pronto.
«Al día siguiente, noté que no estaba comiendo mucho. También estaba inquieta y aullando. Mi instinto decía que estaba de parto.
Informé al rescate y le construí una caja de anidación. Pasé tanto tiempo tratando de consolarla como pude hasta que tuve que irme a la cama».
A las 6:30 am, la gata ya les había dado la vida a dos de sus pequeños y bien temprano en la mañana se había convertido en la madre de una camada de seis cachorros.
«Cuando la revisé alrededor de las 7:30 a.m., inmediatamente se volteó sobre su espalda como si me estuviera mostrando a sus bebés», comentó Caty.
Esos primeros días en casa fueron un deleite para la mujer, pero también una gran responsabilidad. Katy ayudó a Priscilla con alimento suplementario para los más pequeños de la camada, mientras la gata se encargaba de amamantar a los demás.
Además, también debía ponerle un tazón de comida a la gata que por nada del mundo se separaba de la cría y comenzó a debilitarse. Katy veló porque Priscilla no se desanimara ni enfermara durante la lactancia.
«La estaba alimentando mientras ella estaba acostada y amamantada porque no parecía querer detenerse por nada«, dijo Katy.
La camada va creciendo y Priscilla tiene cada vez más tiempo libre para ella explorar, aunque según Katy es una mamá un poco celosa.
Después de todas las calamidades que pudo haber pasado en las calles, esta mamá felina está contenta de que sus pequeños tengan un lugar donde descansar.
Cuando los gatitos estén listos serán dados en adopción y la rescatista espera encontrar también un hogar para Priscilla. Esta buena mamá se lo merece.