Para algunos la belleza es relativa y por eso la rescatista de este perrito no pudo dejarlo solo cuando se dio cuenta de lo particular que era el pequeño.
Su nombre es Kaley Carlyle, una joven que por más de 10 años se ha dedicado al rescate independiente de animales, pero alega nunca había visto un can como el de esta historia. Realmente nosotros tampoco habíamos sabido de un sabueso similar.
Este perrito tiene rasgos poco comunes y una encantadora personalidad.
Kaliey supo de la vida del can por medio de un desconocido que se puso en contacto con ella para pedirle ayuda. El hombre tenía en su poder a un perrito diferente y quería saber si la chica podría criarlo.
Como diferentes oportunidades, la joven no pudo negarse y pensó en rescatarlo para después darlo en adopción, pero el peludo se robó su corazón.
Kaliey no quería que debido a su apariencia el pobre perrito fuese rechazado.
La primera vez que lo vio quedó sorprendida, jamás había visto a un can con los ojos tan pequeños. Pero no era solo eso, sino que su boca y dientes eran más grandes de lo común. Kaliey ha ayudado a peludos de diferentes razas y mezclas, pero nunca a uno como que tenía entre sus brazos.
Movida por la inocencia del cachorro, la joven decidió protegerlo como un verdadero hijo y lo llamó Chupacabra por su parecido con esa criatura misteriosa y tradicional de la cultura mexicana.
Aunque ella lo llama realmente Chupei.
El perrito no tiene casi pelaje y sus orejas se mantienen constantemente curvadas, pero lo más singular del animal es su sonrisa. Su boca y dientes son tan grandes que sobresalen a simple vista y da la impresión de que Chupei está siempre sonriendo.
Esa particularidad ha robado el corazón de Kaliey, quien no duda que el perrito realmente sonría en los momentos en que está verdaderamente feliz.
Ella lo sabe cada vez que juegan y el pequeño bate con fuerza su colita.
Preocupada porque el aspecto del perrito guardara detrás algún tipo de problema de salud, Kaliey lo llevó a consulta con el veterinario.
Por fortuna todo marchaba bien con el cachorro y allí la joven supo que su apariencia tan particular se debía a una alteración genética. Chupei nació un cromosoma adicional que provoco ciertas alteraciones físicas, pero no alteró su espíritu.
Desde muy pequeño el perrito ha demostrado tener un gran corazón y muchas energías.
En Chupei no solo brilla su sonrisa, sino sus pequeños ojos y corazón. El perrito se ha destacado por ser un defensor de los demás animales desprotegidos que han llegado a la casa de Kaliey en los últimos tres años.
El peludo ya no es tan cachorro, pero tiene el espíritu de un niño y le encanta jugar y las tardes de diversión.
¿Acaso Chupei no es el perrito más dulce?
Aunque la joven pensó en encontrarle un hogar para darlo en adopción, Kaliey dudó de la sensibilidad de otras personas y apostó por su propia generosidad para convertirse en la madre definitiva del perrito.
Además, que después de conocerlo ella misma no quiso separarse de él, tuvo la necesidad de protegerlo y amarlo para siempre.
Kaliey se enamoró de Chupei y no pudo apartarlo de su lado.
El perrito suele estar siempre de buen humor, pero cuando no encuentra su juguete favorito, Chupei enloquece y se pone muy altanero. Lo difícil de la situación es que el can es bastante travieso y le encanta esconder las cosas en diferentes lugares de la casa, lo bueno es que Kaliey lo conoce tan bien que siempre sabe cómo ayudarlo a recuperar su juguete.
Este par se han vuelto inseparables y ese perrito al que alguien dejó de lado por su apariencia es ahora el ser más importante para una muy buena mujer.