Cuando pensamos en una mascota, un jabalí no suele ser lo primero que se viene a la mente, pero a veces las apariencias engañan y el amor puede transformar a un animal salvaje en el más dócil compañero.
Un jabalí también es capaz de brindar el más grande amor
Adrián es un hombre que nació en La Plata, Argentina y por trabajo se fue a Mar de las Pampas, donde compró un terreno y construyó una casa.
Allí ha vivido los últimos quince años. Llegó con un perro que falleció hace tres años. Al hombre le encantan los animales y tiene varias mascotas.
Y cuando menos lo imaginó apareció en su camino un jabalí que le cambió la vida
Supo de un jabalí que estaba a punto de perder la vida a mano de varios cazadores, el cuerpo de la madre terminó en una bolsa.
No quería que el pequeño corriera la misma suerte, logró que se lo dieran y lo llevó a casa. Lo alimentaba con biberón y lo llamó Gervasio.
“Me dio una pena bárbara porque era muy chiquito, tenía el tamaño de una zapatilla y una semana de vida, como mucho.
Le empecé a dar biberón y le confeccioné un corral chiquito, que ahora lógicamente es más grande. Fue creciendo el amigo”, dijo Adrián.
Ya le da la misma comida que a sus perros, le encanta la sandía, el tomate y las raíces de pasto. Los vecinos también lo alimentan, pero Adrián no permite que le den carne. Se ha vuelto muy glotón, le gustan los moluscos y pesa casi 200 kilos.
Da gusto ver a Gervasio esperando muy contento a su padre humano
Los animales de su especie suelen caminar hasta 40 kilómetros diarios, pero él no es tan activo. Adrián cree que no llega ni a 100 metros de trayecto.
Ha pasado casi año y medio de su llegada y el animalito vive feliz junto a sus hermanos caninos, Firpo y Shincal, y una gata. Ha aprendido sus comportamientos, cuando el padre llega lo espera feliz en la entrada.
“Lo más importante es darle amor, cariño, tratarlo bien. Es igual que un perro, tiene los mismos comportamientos. Yo siempre digo que se cree perro”, añadió el hombre.
Sus exigencias alimenticias aumentan, Gervasio consume 1.000 kilos de cebada por semana, el costo de una bolsa de 50 kilos ronda los 143 dólares. Por fortuna, unos amigos que fabrican cerveza se la regalan.
Adrián piensa que de haberlo sabido seguramente no lo habría adoptado, pero lo quiere tanto que lo cuida con gusto.
El animal nunca ha tenido malas actitudes ni enojos
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Sigue creciendo en tamaño y también en docilidad y ternura, se admiran de que no ha mostrado ningún indicio de agresividad. En la zona lo conocen, se ha ganado el cariño de todos y lo aprecian. Los niños se le acercan, él se siente feliz y les responde con entusiasmo.
“Jamás tuvo una actitud mala ni la necesidad de dañar a alguien. En el barrio lo conocen todos, los chicos vienen a saludarlo. A lo sumo tira cabezazos, pero porque quiere que lo acaricien. No tiene maldad”, señaló Adrián.
Su dueño, consciente de que los jabalíes tienen vida larga, algunos duran de 10 a 12 años, lo único que quiere es seguir a su lado. Muchas personas al igual que Adrián adoptan animales poco habituales como mascotas para cuidar y proteger de ellos.
Gervasio disfruta su libertad y ama visitar la playa
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Y así van pasando los días del cariñoso jabalí y su amigo. Nadie le había demostrado tanto afecto como hasta ahora. Al llegar de su trabajo sabe que habrá alguien que siempre lo recibirá enardecido, y eso no tiene precio.
En ocasiones la vida nos depara una gran sorpresa cuando menos se espera; es entonces que hay que recibir esos regalos y cuidar de todos los seres vivos.