Por allí dicen que la diversión nunca para cuando eres dueño de un peludo, pero quizás tampoco el desorden y esto lo ratifica un perrito travieso que, aprovechándose de la soledad en el refugio, fue directo a los juguetes nuevos para armar una fiesta.
Su nombre es Gilligan, un can que se enfrentó a severos problemas y que ya ha dejado atrás toda la tristeza de sus primeros días de vida.
Este perrito travieso vivía en la calle hasta que un grupo de voluntarios lo rescató.
Los trabajadores de Sociedad Protectora de Animales del condado de Bedford en Pensilvania sacaron a Gillian de las calles cuando era solo un cachorro enfermo y asustadizo. Sin embargo, esos días turbios han quedado atrás y ahora el can sonríe feliz gracias al amor y el apoyo que le brindaron en el refugio.
Este perrito travieso supo cómo ganarse el corazón de todos en el lugar.
Resulta que el peludo es uno de los más antiguos en el recinto y por ende todos los conocen y ayudan. De hecho, dado su buen humor Gillian es uno de los perros porteros del lugar.
“Él es un excelente portero en la oficina. Cada vez que alguien cruza las puertas, nos avisa mientras espera pacientemente a que el visitante le traiga golosinas o incluso un juguete nuevo.
Definitivamente ha progresado”, dijo Joyce Ross, una empleada del refugio.
Pese a que después de su rehabilitación el peludo había demostrado una conducta intachable, el diciembre pasado armó una gran fiesta que dejó a todos sorprendidos.
Gillian demostró el perrito travieso que podría llegar a ser y es que no pudo contenerse a la sensación de divertirse con toda clase de juguetes.
Gracias a un descuido de alguna de las personas que no atendían, el perrito travieso escapó de su cubículo y sabiéndose solo en el edificio decidió visitar todos esos lugares prohibidos.
Pero eso no llegó hasta allí, sino que Gillian descubrió un gran botín ante el cual no pudo resistirse. El perro encontró unas cajas de juguetes que habían recibido en el refugio de parte de unos benefactores.
El can no se contuvo y comenzó a jugar con ellos, pero el asunto se salió de control.
El perrito travieso armó una fiesta para sí mismo, la cual no tuvo fin sino hasta que el cansancio lo venció. A la mañana siguiente los voluntarios se sorprendieron con el gran desastre ocasionado.
“Pasó mucho tiempo comprobando si había alguien en el edificio. Una vez que se dio cuenta de que estaba solo, fue directamente por los juguetes.
Uno por uno, los sacó del montón que acabábamos de recibir de todas nuestras donaciones navideñas, y los trajo al pasillo para jugar con ellos y sacar los más ruidosos”, dijo Ross.
El peludo realmente disfrutó la travesura, pues arrastró las decenas de juguetes por cada pasillo y habitación del refugio.
Parece que se emocionó al ver que todos estaban a su disposición sin ningún tipo de restricción. Lo más divertido del asunto es que el perrito travieso no mostró remordimiento alguno.
“No tenía remordimientos y estaba feliz de ver una cara familiar”, dijo Ross.
Pese al desorden que ocasionó, sus cuidadores no estaban molestos sino sorprendidos por la travesura.
“Todos en el refugio pensaron que era divertido que, no destruyó nada en el edificio además de los juguetes para perros.
Primero, revisamos todos los juguetes para verificar si había sobrevivientes con los que posiblemente se pudiera volver a jugar.
Perdonó a la mayoría de los que no tenían chirriador porque eso era lo que buscaba. Una vez que recuperamos algunos de los juguetes que podían reutilizarse, la limpieza fue bastante fácil”, dijo Ross.
@stardust9822 Gillagan had one crazy night last night. 🥰 #funnydogvideos #shelterdogs #dog ♬ original sound – Stardust9822
Todos los animales deberían vivir tan felices como el buen Gillian, quien les ha dejado claro a sus cuidadores su fascinación por los juguetes ruidosos.