Hay criaturas con un corazón tan bueno que pese a lo que les hagan jamás podrán guardar rencor y ese es el caso de un perrito llamado Clarence. A pesar de los malos tratos que recibió este peludo de parte de sus antiguos dueños y todo su rechazo, no deja enamorar a los humanos con los que se cruza y les da los abrazos más sinceros.
Para este perrito no existen rencores, sino mucho amor.
Clarence fue dejado por su supuesta familia en el estacionamiento de un Waltmar. Solito y sin saber qué hacer el peludo decidió perseguir a dos perros más y optó hacerlos sus compañeros de vida.
Se trataba de un pastor alemán y un pequeño Chihuahua, otros perros sin hogar con los que formó una especie de familia.
Entre las penurias y necesidades, el trío logró sobrevivir durante meses a la dureza de las calles, pero un día la patrulla de control animal los localizó y los sacaron de las calles.
En ese momento no imaginaban lo dulce que sería la reacción del mestizo de golde, Clarence.
Resulta que este perrito de 4 años era bastante amoroso y lejos de temer o mostrar agresividad solo quería abrazar a los hombres de la perrera. No sabemos si en agradecimiento por haberlo sacado de las calles.
Lo triste es que en el momento en que del refugio se comunicaron con sus dueños (gracias al microchip implantado en Clarence), estos no quisieron ir por el perrito.
No les interesaba para nada recuperarlo y admitieron haberlo dejado en un estacionamiento. Dado el rechazo de sus antiguos dueños, el peludo pasó a la lista de sentenciados.
Si nadie lo reclamaba o decidía adoptarlo le aplicarían la eutanasia.
Por suerte, el tierno amiguito no tuvo ese final y todo gracias a Hounds In Pounds, un centro de rescate ubicado en el estado de New Jersey, Estados Unidos. Los voluntarios se enteraron de la historia y decidieron ayudar al trío.
Por desgracia, solo pudieron salvar a Clarence y al pastor alemán, ambos fueron trasladados al refugio de la organización.
El otro compañerito tuvo un final trágico por una aparente enfermedad.
Clarence experimentó por segunda vez lo que significaba ser rescatado y ahora sí por personas que le prometían un futuro mejor. Pese a todo el trabajo pasado, el perrito seguía siendo tan tierno como siempre.
“Es dulce, gentil y está muy agradecido de estar a salvo con nosotros. No podemos evitar perdernos en el pelaje dorado de Clarence, nos recuerda a la luz del sol y amamos su personalidad.
Es brillante, cálido y trae luz a quienes lo conocen”, dijo Cat Suzuki, fundadora del refugio.
Suzuki viajó hasta Georgia para rescatar al peludo, pues no podía dejar que tuviera tan terrible desenlace. Aunque la idea de conocerlo la había entusiasmado mucho, la mujer no imaginaba lo amable y bondadoso que era Clarence.
Tanto ella como los demás cuidadores aseguraban que ese perrito era el compañero ideal para cualquier familia, pero que tendrían que consentirlo mucho porque le encanta ser centro de atención.
Así de consentido es este can que abraza a todo humano que le inspira seguridad.
Tras el rescate, la Suzuki sabía que debía hallar a una familia encantadora para este angelito que además podría ser el mejor compañero en diferentes aspectos.
“Es bastante perezoso, por lo que un amigo de películas o un compañero para acurrucarse, sería ideal”, dijo la rescatista.
Después de semanas de búsqueda, llegó al refugio el perfil ideal para convertirse en los humanos de Clarence.
Una familia amorosa apostó por esta bolita de pelos y enamorados decidieron adoptarlo. Después de años viviendo en un patio y después en la calle, el chico de cuatro años había encontrado a las personas que responderían a su amor. El perrito vive ahora feliz y recibe las atenciones y cuidados que siempre mereció.
No importó la maldad de tanta gente, Clarence sigue siendo tan dulce como siempre y su actitud es una muestra de lo que estas criaturas albergan en su corazón: puro amor.