Todo perro merece una vida digna, especialmente cuando se afrontan momentos difíciles, como padecer un tumor. No todos los peluditos tienen la dicha de crecer en un hogar amoroso, pero incluso detrás de la tempestad más grande se esconde un hermoso arcoíris de esperanza.
El perro Gus tuvo una segunda oportunidad de vida cuando menos lo esperaba
Gus fue un hermoso perrito que vivió durante mucho tiempo en las frías y tempestuosas calles de Texas, Estados Unidos. Hasta que fue rescatado por la asociación a favor de los animales S.N.A.R.R Animal Rescue Northeast, ubicada en Nueva York.
Para rescatar a Gus tuvieron que trasladarlo de Texas a Nueva York
El caso de Gus no era como el de los otros perritos que habían acogido antes los voluntarios de la asociación. Las calles hicieron estragos en su salud, ocasionándole un tumor cancerígeno muy cerca de uno de sus ojos.
Los cuidadores del lugar se avocaron a llenar de mimos y atenciones al peludito. Tuvo que ser sometido a sesiones de radioterapia y también padecía de la enfermedad denominada gusano del corazón.
Pese a sus múltiples padecimientos, el corazón puro de Gus estaba intacto. Era el perro más amistoso y cálido de toda la asociación; sencillamente, era imposible no enamorarse de él y, por eso, su causa tocó el corazón de miles de personas.
“¡SE NECESITAN FONDOS! No sé cómo alguien puede ver a un perro en esta condición y no hacer nada. Gus necesitará ver a nuestros especialistas para una cirugía y requerirá una atención médica extensa. POR FAVOR, AYÚDENOS A AYUDAR A GUS”, pidió la asociación a los internautas a través de sus redes sociales.
Fueron miles las personas que apoyaron a Gus, tanto económica como afectivamente. Era riesgoso colocar la anestesia en su organismo, pero los miembros de la asociación decidieron hacer todo para intentar darle una mejor calidad de vida.
La operación de Gus fue un éxito y el destino le tenía deparada mucha felicidad
Tras haber salido victorioso de su operación, el peludito debía mantenerse recibiendo quimioterapias y, además, afrontando su padecimiento en el corazón. Pero, aún así, ya estaba listo para ser acogido de forma permanente en un hogar lleno de amor.
Gus fue puesto en adopción y su familia permanente se encargó de llenarlo de miles de mimos. Se convirtió en el bebé de la casa, en donde adoraba pasar grandes maratones frente a la televisión; estar a su lado era como tener a un caballero perfectamente educado y amoroso.
Amaba a los niños y hacer amigos de todas las especies
Atrás quedó el pasado sombrío de este perrito. Ahora, en lugar del frío de la noche, podía dormir en una afelpada cama y nunca más volvió a padecer hambre, pues podía disfrutar de todas las hamburguesas calientes que deseara.
Lo tuvo todo y se convirtió en el mundo entero de su familia. Por si fuera poco, incluso después de su adopción siguió contando con el apoyo de los especialistas de la asociación, teniendo su propia enfermera a domicilio que todas las noches se aseguraba de arroparlo bien sobre su cama.
Dicen que lo mejor de la vida es breve y esto sucedió a Gus. Después de unos meses de haber sido adoptado, falleció a sus 12 años, dejando una huella imborrable en las personas que tuvieron la dicha de conocer su inspiradora historia de lucha.
“Extrañaré meterte a dormir todas las noches con tu manta azul. Ojalá tuviéramos más tiempo juntos, tu salud se deterioró tan rápidamente. Pero si aprendí algo de ti, fue cómo actuar desinteresadamente, así que pude escucharte cuando me dijiste que era tu momento de irte. Espero que estés durmiendo una siesta al sol ahora, querido Gus”, escribió la enfermera del peludito.
No cabe duda, lo único realmente valioso e importante en la vida es contagiar el amor a través de acciones que acaben con la tristeza de los más inocentes, aquellos que tienen el corazón más inmenso y solo desean ser correspondidos.
Cuando encuentres un animalito sin hogar en las calles, no lo ignores; conviértete en esa mano amiga que necesita.