Una gata que hacía todo lo posible por alimentar y sacar adelante a sus dos camadas de gatos de diferentes edades, presenció un verdadero milagro cuando unos desconocidos decidieron ayudarla.
Aunque el abandono es bastante común entre las mamitas felinas, Tangerine no comulga con esa idea, y por ello resistió hasta el último momento antes de dejar solo a alguno de sus pequeñines.
Esta gata es sin duda un ejemplo de maternidad.
A principio de este año, mientras muchos se mantenían aún confinados en sus hogares debido a la pandemia, una familia felina pasaba días realmente duros. Tangerine y sus ocho pequeños intentaban sobrevivir en las calles de los Ángeles en California (Estados Unidos).
Por suerte, los voluntarios del refugio para gatitos Alley Cat Rescue se enteraron del caso y no dudaron en ir tras las pistas de esta familia de nueve.
¿Qué animalista se resistiría a auxiliar a estas ternuritas?
A los pequeños los encontraron siendo alimentados por la buena madre a la que bautizaron como Tangerine. Con solo un año, la gata tricolor cuidaba de sus hijos de camadas diferentes y necesitaba mucha ayuda para sacarlos adelante.
La gata es más consentidora de lo que muchos pensarían.
Por suerte, los voluntarios llegaron antes de que los trabajadores de Control Animal dieran con estos pequeños.
«Conseguimos a la mamá con dos juegos de cuatro de diferentes edades, todos amamantando», informó el refugio.
Dado que la gata estaba muy delgada, los voluntarios del refugio se preocuparon por ella y lo que le demandaba alimentar a esos ocho gatitos.
Por ese motivo, decidieron velar por completo de la alimentación de la camada más grande para que Tangerine solo tuviera que preocuparse por los cuatro más pequeños y de su propia recuperación.
Sus cuatro hijos menores tenían entre ocho y diez días de nacidos.
Durante la primera semana en el refugio el plan parecía estar dando buenos resultados. La gata y sus pequeños estaban ganando peso, especialmente la primera camada que estaba siendo alimentada con biberón.
Tangerine dio a luz a unos gatitos realmente hermosos.
Pero la rutina en el refugio cambió en el momento en que la gata dejó de producir leche. Parece que el haber estado alimentando a ambas camadas en un estado de desnutrición había perjudicado a la mamita, así que el ritmo debió modificarse.
Por fortuna, en el refugio supieron exactamente qué hacer con los pequeños.
Los gatitos más pequeños se unieron al plan de alimentación de sus otros hermanitos y por suerte el cambio no fue tan perturbador para los mininos, que ya habían visto cómo comían los más grandes.
Los pequeñines aprendieron el uso del biberón por imitación.
A partir de allí la alimentación de los más pequeños quedó completamente en manos de los rescatistas y Tangerine se ocupó exclusivamente del cuidado y la limpieza. Además de comer y ganar peso ella también, pues debía estar sana para ambas camadas.
Bajo esta rutina la familia completa comenzó a prosperar.
Tangerine se convirtió en una gata dócil y consentida que parecía comprender perfectamente lo que sus cuidadores hacían por ella.
Es por esa razón que cada vez que alguno de ellos entraba a su habitación, la gata se acercaba en busca de cariño y los animaba con sus ronroneos.
Mamá e hijo disfrutando de un bocadillo.
En cuanto a sus pequeños la evolución no fue muy diferente. Una vez ganaron energías comenzaron a ser más independientes y cariñosos con los humanos. Todos en la familia estaban prosperando menos Cornbread.
El gatito dejó de crecer y se quedó del tamaño de su biberón.
Por alguna razón Cornbread no estaba avanzando como sus hermanitos y esa situación fue percibida incluso por su madre.
La gata comenzó a protegerlo y a mimarlo más como una buena madre, pero además los voluntarios se dedicaron especialmente a él para animarlo a levantarse.
La idea era que todos lograran salir adelante.
El esfuerzo valió la pena, puesto que con todos los cuidados Cornbread comenzó a ganar peso y, aunque no fuese tan grande como los demás de la camada, se convirtió en un catire bastante sano.
Mientras los demás se alimentaban por su cuenta, este felino aún usaba el biberón.
Tangerine hizo un excelente trabajo con sus pequeños y, una vez todos estuvieron completamente sanos, en el refugio consideraron que era el momento de que la gata entrara en adopción. Ella merecía hacer su sueño realidad: disfrutar de una familia que velara por ella.
Mientras,, los voluntarios siguen llenando a sus pequeños de amor y cuidados.
Ver esta publicación en Instagram
Las dos camadas quedaron en buenas manos con los cuidadores del refugio, después de que la gata fuese adoptada por una pareja amorosa.
Cuando llegue el momento, tanto Cornbread como sus hermanitos también formarán parte de la lista de disponibilidad y seguro sus cuidadores se encargarán de hallarles el mejor hogar posible.
El amor de madre no se negocia y está claro que esta gatita hizo todo lo mejor por sus pequeños, así que ahora solo le queda disfrutar de su nueva vida.