Toda criatura viviente quiere ser amada y cuidada, especialmente cuando algo le impide vivir plenamente. Por desgracia, existen animales con malformaciones o discapacidades que merman su posibilidad de ser adoptados. Y es que, la mayoría de las personas se fija en sus defectos físicos y no en su belleza interior.
Pero, como siempre existe una excepción a toda regla y para cambiar esta situación, Gabby llegó a un refugio para adoptar mascotas y supo ver más allá de las deformidades físicas de Walter, catalogado como el perro más feo del albergue. Se enamoró de él.
Walter logró ser extraído de las calles y llegó al centro de adopción, lugar donde rápidamente captó la atención de los cuidadores debido a su extraña apariencia física. Padecía de mucopolisacaridosis, una enfermedad canina congénita terminal.
Su columna y sus piernas estaban deformadas, además de muy desnutrido y con una profunda herida en la cabeza, producto de una mordida de otro perro. De inmediato fue llamado el perro más feo del mundo.
La gente pasaba de largo, ignorándolo por su aspecto. A pesar de la gran cantidad de personas que asistían a diario en busca de un nuevo miembro para su familia, nadie lo tuvo a él en cuenta hasta que, Gabby realizó el milagro desde lo más profundo de su buen corazón.
Antes de que llegase Gabbi aquel día al albergue, los voluntarios ya se hallaban bastante preocupados de que nadie adoptase al pobre Walter. Por eso, cuando la vieron ingresar la llamaron por su nombre para que viese al animalito, siendo ya una conocida visitadora del centro animalista.
“¡Oye, Gabby, tienes que ver este perro!”, la llamó un voluntario.
Ella ya ha rescatado a varios ejemplares en ese centro, por eso el voluntario pensó en ella como la más indicada para darle un nuevo hogar a Walter. Pero, lo que no sabía es que sería ella misma su nueva mamá humana para siempre.
“Inmediatamente me enamoré de él. He encontrado en este pequeño peludo un cachorro único y muy especial”, afirmó Gabby.
En ese instante, Gabby reflexionó sobre el verdadero significado de la belleza. A pesar de ser ignorado por todos, su dulzura la cautivó desde su primer choque de miradas.
“Difícilmente le iban encontrar una familia que lo adopte y posiblemente pasaría todos sus días en el refugio o sería sacrificado”, añadió Gabby.
La enfermedad de Walter no le permitirá disfrutar de la vida por muchos años. Sin embargo, al menos todavía existen personas como esta mujer noble, de gran corazón.
De hecho, su amor y entrega ha hecho que el perrito progrese, camine y ya hasta corra por la casa. Aunque le cuesta, su vida en su nuevo hogar cambió por completo. No se rinde y Gabby está encantada.
Actualmente, el perrito con el corazón más “lindo del mundo” realiza fisioterapia en una pequeña piscina para niños, lo que le ha ido fortaleciendo sus músculos y huesos cada día más. Así es como el amor cura.
Comparte esta historia con tus familiares. Lo importante es el alma. Lo que es invisible más allá de la simple vista. La verdadera belleza es la interior, la única que no muere, la única que no se puede arrebatar y que solo se puede ver cuando se mira como Gabby miró a Walter: con los ojos del alma.