En este mundo cada vez más agitado y complejo muchas veces olvidamos las carencias y sufrimientos de los demás, concentrándonos en nuestros propios problemas e intentando ir a un ritmo que en ocasiones nos niega la posibilidad de ver que no todos tienen las mismas oportunidades.
Sin embargo, muchas veces aquellas personas que menos tienen, son justamente las que más ofrecen y nos demuestran que el verdadero valor de alguien radica en la grandeza de su corazón.
En ocasiones la gente que menos tiene es la que más comparte.
Seu Cido, es un hombre de 62 años de edad que vive en extrema pobreza, pero eso no lo limitó a brindarle una nueva oportunidad a un indefenso perrito que fue abandonado por sus dueños al quedar discapacitado.
Seu a pesar de vivir en condiciones casi insalubres, hizo todo lo humanamente posible por mejorar la calidad de vida de su nuevo mejor amigo.
Seu Cido rescató al perrito cuando lo vio arrastrándose por las calles.
El hombre vive en una pequeña habitación en Sao Paulo, Brasil, junto a Kyoto, su perrito fiel, intenta buscar soluciones a sus problemas, siendo una prioridad brindarle comodidad al perro, quien no tiene movilidad en sus patas traseras.
El animal debe arrastrarse por el piso rústico de cemento y arena cada vez que quiere alimentarse o jugar. Esto le ocasiona algunas lesiones pues el piso no está en las mejores condiciones.
Su compasión y amor por los animales lo impulsaron a brindarle una segunda oportunidad al perrito.
En vista de ello, Seu decidió hacerle una caminería con materiales que encontraba en la calle, mezclando diferentes tipos de baldosas creó un espacio único para su perrito, de esta manera, podrá arrastrarse con mayor facilidad.
La conmovedora historia de Seu y su adorable mascota llegó a oídos de la activista Luisa Mell, quien se puso contacto con el hombre y logró armar una campaña de donaciones para Seu Cido y su perrito.
El perrito ahora podrá desplazarse sin tener ninguna lesión.
Gracias al aporte de muchos amantes de los animalitos, Kyoto, fue trasladado a un centro veterinario donde pudieron evaluar su condición, más allá de su discapacidad, el perro está sano y fuerte gracias a los cuidados de un hombre que pese a tener poco, da todo lo que tiene por ver feliz a quien tanto ama.
Seu está infinitamente agradecido por la amabilidad que mostraron las personas de la fundación como las que donaron para financiarle comida a su amigo fiel. Sin duda, juntos podemos lograr el cambio que queremos ver.
Historias como esta nos conmueven y recuerdan que la compasión y los gestos de amor cuando vienen del corazón no solo salvan una vida, sino que nos motiva a seguir siendo mejores personas.
Que tus acciones sean el mejor reflejo de lo que habita en tu corazón. Comparte este gesto de lealtad y amor verdadero.