Casi cada parque zoológico o circo tiene un par de elefantes en exhibición. Si has visto uno en persona, seguramente ha de haber sido en cautiverio. En esos espacios parecieran ser criaturas muy tranquilas, pero, lo cierto es que son sometidos a terribles castigos con tal de “hacer felices” a los espectadores.
Sin embargo, en días recientes supimos de la historia de Big Boy, un elefante asiático de 40 años de edad, cuya vida dio un giro de 180 grados al ser finalmente liberado de un circo mexicano, para ser trasladado a un zoológico en la ciudad de Culiacán, Sinaloa.
El paquidermo de 5 mil kilogramos de peso consiguió comenzar a recorrer el camino hacia un nuevo destino mejor, gracias a los esfuerzos de un grupo de activistas y empresarios, en conjunción con la organización AZCARM (Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de la República Mexicana).
En triángulo, lograron alejar al animal de la desolación a la que estuvo expuesto durante largo tiempo, concretamente desde hacía seis meses de arduo trabajo forzado en la arena del circo ubicado en la ciudad mexicana de Guadalajara.
Empresarios de México y Estados Unidos informaron que la labor para salvar a Big Boy no fue del todo sencilla. Fueron meses de duro trabajo para brindarle una segunda oportunidad de vida a este extraordinario ejemplar de la especie asiática en peligro de extinción.
“Todos los esfuerzos dedicados en favor del Big Boy rindieron sus frutos. Nos sentimos agradecidos y felices por el apoyo expresado por parte de los miembros de AZCARM y de todos aquellos quienes colaboraron en su traslado”, dijeron.
Este portentoso animal debió pasar las primeras tres décadas de su existencia encerrado en una jaula mugrienta e indigna. Su vida se reducía a aprender trucos para deleitar al público asistente a cada función.
Además, se supo que sus responsables no contaban con las condiciones económicas suficientes para mantenerlo, por lo que simplemente decidieron encadenarlo y dejarlo allí, sin más, a su suerte.
Por fortuna, las leyes del Estado mexicano proscriben la presencia de animales en este tipo de espectáculos circenses y, este martes pasado se puso fin a su cautiverio, gracias a una maniobra que se extendió por varias horas. Enhorabuena por Big Boy. Circos sí, pero sin animales.
Los especialistas de la AZCARM se encargaron de todo lo concerniente a la revisión médica de Big Boy, así como de su movilización hacia su nuevo hogar en Sinaloa.
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“Big Boy viajará más de 700 kilómetros por carretera hasta el zoológico de Culiacán, en donde pasará un tiempo para su adaptación y recibirá monitoreo y atención médica continua durante algunos meses”, informó la asociación.
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Posteriormente a todo este proceso de evaluación, el paquidermo tomará la ruta hacia un santuario construido especialmente para él y otros animales dejados a su suerte, en el Estado de México.
Comparte esta historia con tus seres queridos y familiares. De acuerdo con la AZCARM, la presencia de animales en los circos dejó a 80 por ciento de ellos en condiciones deplorables, entre ellos tigres, leones, y otras especies, por falta de ingresos de sus responsables humanos.