Es cierto que los perritos y gatos son quizás las mascotas a los que suelen ayudar más las fundaciones y diferentes grupos de vida animal, pero toda criatura merece una segunda oportunidad.
Por ese motivo, el apoyo que ha recibido una alpaca bebé no deja de merecer el reconocimiento de todos, pues un grupo de personas decidieron ayudarla y han cambiado su vida para siempre.
Su nombre es Marie, una alpaca huérfana que fue adoptada por una generosa mujer.
Este bovino quedó huérfano después de un parto traumático que la dejó con sus dos patas traseras destrozadas. La mamá alpaca murió junto a su otra cría y sólo esta pequeña pudo sobrevivir con sus patas dañadas.
Aunque sobrevivió, el pronóstico de su vida no era el mejor.
La inmovilidad de sus miembros era sin duda una limitante pero no definiría para siempre la vida de Marie. Al menos no mientras que Ronja Pohl, una granjera que se encontró en el camino, estuviese a su lado.
Ronja rescató a la palca y se la llevó a su finca ubicada en Frankfurt, Alemania.
La mujer llevó a la alpaca consigo sabiendo su limitación pero con la firme decisión de ayudarla. Marie recibió la consulta de varios veterinarios con el fin de encontrar una solución, aunque el panorama no era muy alentador.
«Se movía como si quisiese mostrar su fortaleza, sus ganas de vivir. Decidí llevármela conmigo», confesó Pohl.
Las alpacas son originarias de América del Sur, así que los médicos no tenían experiencia en el cuidado de Marie pero pese a eso hicieron todo lo posible por ayudarla.
Gracias a esa disposición la alpaca ha vuelto a caminar pero ahora con ayuda de una silla de ruedas como la que usan los perritos.
Este invento le ha dado algo más de independencia.
La criatura se está adaptando a su nuevo modo de moverse que aunque extraño para ella, ya le ayuda a hacerlo sin tener que padecer ningún dolor.
Como vive en una granja andar con la silla no es para nada sencillo pero Ronja intenta mantenerse siempre a su lado y ayudarla cada vez que es necesario.
Marie se ha encariñado mucho con su mamita humana.
Aunque Marie luce cómoda con su arnés hecho a la medida, la granjera reveló que esto no será definitivo. Ronja espera que la alpaca crezca y sus músculos se fortalezcan para que llegado el momento pueda obtener un par de prótesis para ella.
Estas prótesis facilitarían aún más la movilidad de Marie, quien así podría pasar por zonas más estrechas y vería menos limitada su libertad. Aún falta mucho para ese momento pero nos alegra saberla rodeada de amor y con una madre dispuesta a ayudarla en este proceso.
Alpacas, perros, caballos, todas las criaturas merecen ser felices y en ocasiones ese poder está en tus manos. Comparte esta tierna historia en tus redes y contagia la solidaridad y la compasión por los animales.