Cualquiera pensaría que los sueños y deseos son un asunto enteramente mental y por ende están estrechamente ligados a los humanos, pero no hay nada más alejado de la realidad. Y la historia de este perrito vagabundo nos enseña cómo ellos también tienen deseos por cumplir.
Se trata de un pastor alemán que cumplió su sueño de conocer el mar.
Sin poder moverse por sus propios medios pero con una profunda satisfacción y gran alegría, este perrito rescatado de las calles supo lo que era ver y sentir el mar.
A este peludo lo salvaron en el 2019, cuando un grupo de voluntarios italianos de la fundación L’Oasi Del Randagio lo descubrieron. En ese momento su estado era realmente penoso.
No sólo estaba demacrado e infectado de garrapatas, pulgas y parásitos, sino que la pobre criatura no podía caminar.
Había perdido su movilidad.
Los embates de una dura vida en las calles y posiblemente algún accidente o la maldad de un desalmado, habían dejado al perro paralítico. Aún y con su limitante condición, el can se las había ingeniado para salir adelante como pudiese.
El perro vivía de la caridad de algunas personas, aunque seguro eran más los días que debía acostarse con el estómago vacío, que aquellos en los que podía contar con la ayuda de alguien.
Su suerte cambió cuando fue rescatado y recibió la atención necesaria, el cariño y alimentación que tanto merecía.
Su amado dueño lo complació al llevarlo al mar.
El ancianito canino recibió rehabilitación y con ayuda de una silla de ruedas volvió a dar algunos pasos, pero ahora su cuerpo se ha deteriorando más y su edad es otra limitante.
Su amoroso dueño comprende su condición y no teme cargarlo.
Nadie sabía cuánto tiempo le quedaba en ese entonces y tampoco ahora, pero antes de que el can cruce el arcoíris han decidido llevarlo a un lugar en el que sus salvadores sabían que sería muy feliz: el mar.
Resulta que al peludo le gusta mucho el agua.
Los rescatistas de Lázaro, así llamaron al perrito, decidieron mostrarle cómo era el mar y llenar así uno de los deseos que el peludo siempre tiene por chapotear y jugar como un verdadero niño.
“Hemos alcanzado otro hito. Nada más llegar cambió de expresión y, acercándose al agua, saltó como si quisiera bucear. Era un niño feliz”, anuncian sus salvadores con un vídeo en Facebook. ”.
Como sus mismos salvadores comentaron “nunca sabremos qué vida tuvo antes de ser abandonado”, pero tanto Lázaro como cualquier otra criatura merecen ser feliz.
Sin duda, una experiencia emotiva e inspiradora para este perrito y todo gracias al amor de estos desconocidos. Ahora sus complicaciones han quedado atrás y Lázaro conoció la magia del mar.
¿Existe un gesto más grande de amor?, comparte esta hermosa historia que nos recuerda que todos los perritos abandonados, sin importar su edad o condición, merecen la oportunidad de ser amados y felices.