Existen algunos dueños de mascotas que se resisten a la adopción de una nueva criatura después del fallecimiento de su perrito o gatito anterior. Sin embargo, para Ed Panus el gran parecido de un peludo en un refugio con su difunto amigo de cuatro patas, y su increíble historia fueron suficientes para saber que debía adoptarlo.
La semejanza con un peludo que partió al cielo le dio una oportunidad a este amiguito.
Con una distancia de más de 321 km entre ellos, este hombre decidió lanzarse a la carretera para conocer al can que le había robado el corazón. Se trataba de Max, un pitbull terrier de 5 años.
Gracias a una campaña en su refugió Ed dio con el peludo.
A principios del mes de febrero, la historia del can llamó la atención en redes sociales después de que la directora del refugio en el que vivía decidiera intercambiar roles con él.
Este perro había vivido más de 400 días en la Sociedad Susquehanna para la Prevención de la Crueldad contra los Animales (SQSPCA) de Cooperstown, sin que nadie quisiese llevarlo a casa.
La estrategia de la dama surtió efecto.
Max se había convertido en uno de esos casos prioritarios y por eso Stacie Haynes decidió hacer algo para llamar la atención del público y promover la adopción del perrito.
Esta mujer pasó 444 minutos, el número de días que el can llevaba en el refugio, dentro de una celda de concreto. Mientras que Max usaba corbata y paseaba cómodamente por la oficina de la directora.
Se sacrificó por una buena causa.
«Max se ocupará de los asuntos del personal mientras yo languideceré en su perrera solita, con un descanso ocasional para ir al baño y un juguete enriquecedor o dos, viendo pasar a la gente y los perros durante todo el día«, argumentó Haynes, en el momento de hacer el experimento.
La mujer pudo sentir en carne propia el encierro y la angustia que vive cualquier can dentro de una perrera, más aún uno como Max que llevaba más de un año en el lugar sin encontrar a una familia.
La estrategia de la directora funcionó y, después de que su curioso experimento circulara por las redes, dando a conocer la historia de Max, Ed Panus apareció.
El hombre viajo decidido a llevarse al can a casa.
El increíble parecido del pitbull con su mascota fallecida lo flechó, así que emprendió el viaje desde Moravia, un pueblo en la región de Finger Lakes, hasta Cooperstown para conocer a su nuevo mejor amigo.
«Tenía un perro que se parecía mucho a Max y lo acababa de perder en julio. He estado solo todo el invierno y una vez que lo vi, era perfecto, casi idéntico a mi perro y tuve que ir a verlo», relató Ed.
El vínculo entre Max y Ed se estableció de inmediato, así que los voluntarios del refugio supieron que el hombre era la persona indicada para adoptarlo. Además, al vivir a lo largo del lago Owasco, el can tiene mil y un aventuras aseguradas.
El perro está feliz con su nuevo padre humano.
Después de tanto encierro, Max consiguió el amor y la libertad que tanto añoraba y el propio personal del refugio lo pudo constatar después de una visita al perrito realizada la semana pasada.
«Visitamos a Max y su padre, Ed, ayer y nos quedamos impresionados por lo feliz y contento que estaba después de unos días fuera de su perrera», escribió el personal en Facebook.
Adoptar siempre es una oportunidad maravillosa, hay muchas personas sufriendo en soledad y muchísimos perritos añorando tener a alguien que lo ame. Comparte esta historia.