Después de dedicarle los mejores años de su vida a una desagradecida familia, el destino de un pastor alemán llamado Heart parecía estar relegado a morir en el completo abandono y con múltiples necesidades. Sin embargo, su historia nos recuerda que la esperanza es lo último que se pierde y este abuelito canino cruzó el arcoíris lleno de amor.
El peludito había sido dejado en una casa vieja para que su vida se apagara allí.
Por fortuna, las intenciones de sus antiguos dueños no se concretaron y los chicos de la organización defensora de los derechos animales Qua la Paampa, ubicada en Bitonto, Bari (Italia), decidieron intervenir.
Heart, como le bautizó su rescatista Gianna Serena Manfredi, sufría de parálisis y se arrastraba por la calle en busca de un poco de alimento. Por las noches el peludo regresaba como podía a la casita vieja en que lo habían dejado.
Fueron años muy duros para este chico.
Para el momento en que lo rescataron, los voluntarios intentaron que Heart recuperara su movilidad e incluso usó durante un tiempo una silla de ruedas, pero la inflamación en su columna era cada vez más grave.
No había mucho que hacer para recuperar la salud de este ancianito, pero lo que definitivamente sí podían hacer era salvar su corazón.
Por ese motivo, Gianna se dedicó a hacer esos últimos días los más felices.
La mujer quería que Heart se conociera de cerca lo que significaba realmente el amor, antes de marcharse de este mundo. Además de eso, la samaritana se encargó de regalarle un final completamente digno y tranquilo.
Heart en la sillita de ruedas que usó por un tiempo.
Gianna hizo posible que el perrito conociera el mar y acostadito en su camita pudo disfrutar del viento más puro y sanador.
“Y nos fuimos al mar, era hermoso, el viento acariciaba mis oídos, las olas golpeaban contra las rocas, el sonido del mar en el silencio invernal quieto. Fue realmente relajante, casi me quedo dormido olvidando todo el dolor del abandono de los que me amaron poco“, escribió la organización en Facebook.
Para cuando conoció el mar, Heart ya estaba completamente inmovilizado de sus patas traseras pero sus cuidadores lo ayudaron para que sintiera un poquito el agua fresca.
“(Olvidando) el dolor de las llagas que se empiezan a sentir, el dolor de no poder correr con ese cachorro que perseguía su piedra. No pude tocar el agua pero los humanos me ayudaron trayéndome un poco y me mojaron la cara, estaba fresca y perfumada con libertad“, agregó.
El dolor que soportó Heart durante su abandono es inimaginable, pero estos angelitos de carne y hueso hicieron todo lo posible por ayudarle a olvidar. El perrito pasó sus últimos días de su vida con la satisfacción de saber que también hay personas buenas sobre la tierra.
Lo que Heart sufrió es inconcebible pero Gianna demostró que el amor todo lo puede curar, comparte esta historia para que tus amigos sepan que ellos también pueden convertirse en angelitos de carne y hueso.