Sin importar la especie de la cual se hable, cada vez que un animalito se encuentre en problemas y esté dentro de tus posibilidades ayudarlo, por favor, hazlo. Esta lección la han asimilado muy bien los hermanos Abylaikhan y Nurzhan Kuandyk, quienes dejaron de lado su viaje para atender a un pequeño corzo debilitado y a punto de sucumbir.
Los corzos son una especie de mamíferos de la familia Cervidae, más pequeños que los ciervos.
Debido a los embates del invierno, el animalito se encontraba en una dura situación: su rostro estaba cubierto de nieve dura y helada. El pobre no podía ni abrir los ojitos que estaban tapizados de hielo, al igual que sus oídos.
La criatura vagaba desorientada a la orilla de un camino, cuando los hermanos lograron divisarla. Su paso lento y errante les dejó intuir su debilidad y la agónica situación que vivía, así que Abylaikhan y Nurzhan no dudaron en detenerse.
¡Bravo por estos jóvenes que no dudaron en hacer el bien!
La criatura estaba en tales condiciones que no puso resistencia alguna en el momento de ser auxiliada. Al contrario, se mostró dócil y agradecida; cualquier transeúnte pudo haberla ayudado pero prefirieron ignorarla.
“Le limpiamos la cara. Lo hicimos con el mayor cuidado posible y luego la dejamos ir. Fue una pena que otros conductores también vieran un animal errante, pero pasaron de largo. En tales casos, se deben detener e intentar ayudar”, dijo Abylaikhan Kuandyk.
Ciertamente, es una pena que estas cosas sucedan ante los ojos impávidos de decenas de personas y ninguna se conmueva por el dolor de un ser vivo.
Estos hermanos viajaban desde la ciudad de Nur-Sultan, en Kazajstán, en la carretera helada y no dudaron en dejar de lado sus planes con tal de salvar al indefenso corzo.
De hecho, este pequeñín no fue el único al que rescataron durante su ruta.
Después de salvar al corzo al borde del congelamiento, Abylaikhan y Nurzhan siguieron su viaje para toparse kilómetros más tarde con otro animal en problemas. Se trataba de otro corzo pero este más adulto, que tenía una pata aparentemente fracturada.
Por él no pudieron hacer nada.
Los jóvenes intentaron acercarse con el mismo cuidado como lo habían hecho con el primero pero no funcionó. El animalito adolorido salió huyendo ante el temor que le infundía la presencia de los humanos.
Está fotografía fue lo único que les quedó.
Aunque se sintieron un poco apenados por no lograr el objetivo, los hermanos decidieron compartir su experiencia en redes para incentivar en las personas ese sentido humanitario. Además de eso, publicaron el vídeo del rescate y allí se aprecia a detalle las condiciones del pobre corzo.
Pasarán años y no nos cansaremos de decir que si ves a una criatura en problemas, no duden en ofrecerle tu ayuda. No sabes cuándo un pequeño acto, unos minutos de tiempo, un sorbo de agua puede salvar una vida y en este mundo tan grande todos tenemos derecho a existir.
Ellos no tienen las mismas habilidades que nosotros, no temas socorrerlos cuando sea necesario tal como hicieron estos hermanos. Comparte su ejemplo y motiva a todos a hacer el bien.