Los perritos son un milagro de fidelidad y amor que se manifiesta en nuestras vidas cada día. Sin embargo, aún existen personas que los tratan como a objetos inservibles cuando ya están mayores y se enferman, sometiéndolos a las más grandes penurias.
A Tatayaya, un perrito de 12 años de edad lo dejaron como a un trasto viejo, solo y desamparado, a orillas de un río cuando cayó enfermo. Fue hallado en la Isla de Maipo, Chile, y se quejaba de dolor. Además, presentaba un estado lamentable de desnutrición, y sarna en todo su cuerpo.
Se presume que un grupo de personas fueron las responsables de este repudiable acto de desconsideración hacia otro ser más vulnerable. A esa gente, al parecer, les molestaba su presencia, tal y como lo detalló su rescatista, un hombre identificado como David Fernández, quien fue ayudado por vecinos del lugar.
“Es realmente un hecho muy triste y lamentable. A Tatayaya lo ignoraban, lo trataban como basura, como si le hubiese hecho daño a alguien”, dijo Fernández, quien se dedica a rescatar animales y fue alertado sobre este caso.
De esta forma, Fernández se esforzó por rescatar al perro y lo llevó de urgencia a una clínica veterinaria. Allí recibió tratamiento médico para su avanzada enfermedad cutánea. Se le proporcionó alimento, así como una acogedora casita donde se le haga más fácil recuperarse mientras encuentra familia.
Ser un perrito anciano no significa que Tatayaya no tenga corazón para amar y sentir dolor
Según aseguró su salvador, debido a su delicado estado de salud, el animalito tenía dificultades para caminar. Cojeaba de una de sus patas cuando fue rescatado, pero, actualmente, se encuentra progresando satisfactoriamente.
“El pelo le ha crecido un montón y está listo para darse en adopción. Necesita una familia ya. Ha sufrido demasiado. Si alguien lo quiere adoptar, me comprometo a vacunarlo, bañarlo y desparasitarlo”, señaló el animalista, quien añadió que es urgente que Tatayaya deje de vivir en las calles.
Pesa entre 25 y 30 kilogramos, y aunque ya es mayor se espera que logre pasar el resto de sus días cobijado con el cariño y el respeto de una nueva familia amorosa.
Tatayaya es un ángel de orejas largas. Esperemos que alguien más lo vea de la misma manera y se lo lleve a pasear por otros caminos más plácidos, más seguros y mucho más felices que los que debió transitar hasta ahora.
Si estás interesado en adoptar a este dulce anciano, o conoces de alguien que le pueda ofrecer un hogar, no dudes en contactarte con David Fernández, aquí.
Comparte esta historia con tus seres más apreciados. Tatayaya tan solo necesita de una familia que lo quiera, que le de el amor que se merece. Pero, también, entregarlo con la misma intensidad a quien obtenga el privilegio de pasar con él sus últimos momentos.