La enfermedad de un hijo es quizás el mayor dolor que pueda atravesar cualquier padre, todos desearían que sus pequeños nacieran sanos pero en ocasiones el destino parece no estar a su favor.
De algún modo esto es lo que piensan los padres de Adrián Martínez, un chico con discapacidad cognitiva severa, para quien pidieron aplicar la eutanasia.
Adrián vive en Misiones (Argentina) y tiene 22 años.
El polémico caso de este joven causó conmoción en la nación entera, dado que sus padres iniciaron una querella contra el Estado para que se les fuera otorgado el derecho de obtener una «muerte digna para Adrián».
Martínez, oriundo de Candelaria, sufre de parálisis cerebral severa, así que en teoría no puede hacer nada por sí mismo.
Su familia lo ha cuidado de forma abnegada pero ahora quieren tener una vida «normal».
La madre, Eva Briñocoli, explicó que él no es capaz de comprender nada de lo que ocurre a su alrededor, no habla, ni come, ni es capaz de vestirse por sí mismo.
Durante toda su vida ha sido ella quien se ha encargado de él, por eso consideró que «lo mejor sería no prolongar más su tránsito infértil por este mundo».
La petición de la eutanasia para su propio hijo causó mucha polémica
En agosto del año pasado, la madre interpuso la solicitud para obtener una muerte digna para su hijo pero el Estado provincial judicializó su caso y le negó la eutanasia.
Contrariamente, decidió darle al chico una segunda oportunidad, pero en esta ocasión sería atendido no por su mamá sino en el centro de cuidados Hogar Espiritu Santos de Oberá.
Este lugar fue fundado para atender a personas con necesidades intelectuales.
Desde su llegada a este Hogar, Adrián experimenta una etapa de adaptación pues convive con 16 internos más.
Pero su proceso ha sido menos problemático de lo que muchos creían y todo gracias a la presencia de un angelito: una perrita llamada Sol que vive en el lugar.
La peludita se conmovió de inmediato con la presencia de Adrián.
El principal trabajo que los especialistas hacen con estos pacientes es la estimulación de sus sentidos, para que se sientan capaces de hacer cosas por ellos mismos. Ahora Sol ayuda a Adrián en su proceso.
Al respecto, José “Cacho” Jakubow, coordinador del lugar, comentó:
“Desde que él ingresó se vinculó a Sol, una perrita que tenemos de mascota dentro del hogar. Lógicamente, para Adrián será muy difícil la adaptación porque en su casa era el único y su madre lo atendía en todos los aspectos, pero lo está intentando”.
Además de su parálisis, Martínez también sufre de epilepsia refractaria que lo hace convulsionar debido a sus emociones.
Tanto la alegría como la tristeza que experimenta pueden ser perjudiciales para Adrián, por eso el vínculo que estableció con la tierna perrita es bastante importante.
Sol es paciente y amorosa con Adrián, realmente lo ha adoptado como si fuera su madre
Sol le brinda la tranquilidad que él necesita y de algún modo puede que se sienta amado y comprendido.
Aunque en el lugar el joven cuenta con diferentes especialistas como fisioterapeutas, psiquiatras, kinesiólogos, psicólogos… La presencia de la perrita ha sido hasta ahora su mayor medicina.
En una entrevista, Eva explicó mejor la situación de su hijo y su familia:
La sobreprotección que sus padres le brindaron no sólo fue perjudicial para él sino para la propia familia, quienes tras 22 años de cuidados reclamaban el derecho de llevar una vida normal.
Al menos en este caso puede decirse que las autoridades hicieron lo correcto: canalizaron la desesperación de los padres, apostaron por la vida, y todo se cristalizó en realidad gracias a una perrita. Ahora Adrián tiene una segunda oportunidad al lado de Sol.
Cada quien conoce su propio calvario pero la nobleza de esta peluda llegó para sanar las emociones de Adrián, déjanos saber tu opinión sobre la muerte digna.