Los animales son tan dóciles y amorosos que resulta increíble poder creer que existen personas con un corazón tan podrido, capaces de cometer los peores actos en su contra. Tal como fueron testigos un grupo de vecinos al encontrarse con Dug, un perro parapléjico con el peor de los pasados.
No merecía ser tratado así
Esta triste historia sucedió en un río en el interior de São Paulo, Brasil. Fue el pasado martes 26 de enero, durante la mañana, que un vecino de la zona se percató de que en el agua se encontraba flotando un perrito, su vida estaba en riesgo y sabía que debía ayudarlo.
De inmediato, el buen hombre pidió prestado un bote a otro vecino para poder llegar hasta donde se encontraba el perrito, lo tomó firmemente y lo sacó del agua. Quedándose sin aliento cuando vio su terrible estado: estaba agotado, no podía caminar y también padecía desnutrición.
Tenía marcas de su triste pasado
Los vecinos se comunicaron con la Policía Ambiental Militar para que el peludito pudiera ser auxiliado profesionalmente. Los veterinarios recibieron al animalito con algunas lesiones corporales superficiales y con dolor, pero se mantenía consciente.
Devastado, el perrito se quedó simplemente tendido, con fuerzas solo para levantar la cabeza. El animal tomó agua con una jeringa y comió alimento. Unas horas después, fue trasladado a una clínica veterinaria privada por la organización llamada Grupo de Proteção Animal de Registro, que tiene un convenio con el municipio.
El perro fue ingresado en la clínica y, en evaluación veterinaria, se encontró que sentía mucho dolor, pero no tenía signos de ahogamiento ni líquido en los pulmones. También se le encontraron viejas lesiones y hay indicios de que ha estado parapléjico durante algún tiempo.
Gisele Carvalho, directora de la ONG Grupo de Proteção Animal de Registro, considera que Dug fue arrojado al río de manera intencional, para deshacerse de él
Temen que lo lanzaron al río para acabar con su vida
«En la región del río donde estaba, no había forma de que hubiera entrado o caído, porque hay muros y barreras. El perro está parapléjico desde hace algún tiempo», afirma la mujer.
Las viejas cicatrices a lo largo de su cuerpo son la prueba de que padeció malos tratos físicos durante mucho tiempo. Sin embargo, el comportamiento amoroso de Dug no ha cambiado pese a la maldad humana de la que ha sido objeto.
Dug sigue teniendo fe en la humanidad
Gisele quiere encontrar al humano que ocasionó tanto mal a este perrito, para que pague por sus acciones. Mientras que Dug continúa recuperándose satisfactoriamente, antes de ser puesto en adopción.
La activista sabe bien que no será fácil encontrar un hogar para Dug, dada su condición, pero eso no le impide llenarlo de amor y tener la esperanza de que un milagro suceda.
Dug ha padecido mucho injustamente y merece un hogar que realmente lo ame. Comparte su historia y ayuda a que pueda ser adoptado.