Bill Dorris era un hombre de 84 años de edad que no tenía más familia que su leal mascota: Lulu. La hermosa perrita de raza border collie jugó un papel muy importante en su vida y le brindó tanto amor incondicional que Bill se aseguró de que nunca le faltase nada.
Una de las mayores preocupaciones de Bill era quién se haría cargo de Lulu si él llegaba a fallecer. Después de todo, era un hombre de la tercera edad pero no estaba dispuesto a partir sin velar por el bien de su mejor amiga.
A lo largo de los años, Bill realizó una serie de inversiones en inmobiliarias que lo ayudaron a llevar una vida realmente cómoda. Cuando su salud deterioró, el gran amante de los perritos hizo un testamento y allí se aseguró de que nunca le faltaría nada a Lulu.
Muchos quedaron en shock cuando escucharon sus inusuales últimos deseos y descubrieron que la perrita se convertiría en la única heredera de 5 millones de dólares.
“Cinco millones de dólares serán transferidos a un fideicomiso que se formará después de mi muerte y será destinado al cuidado de mi border collie Lulu”, dijo Bill en su testamento.
Igualmente, Bill expresó su deseo de que la peludita quedase bajo el cuidado de su amiga Martha Burton. Ella era la encargada de cuidar a Lulu cada vez que Bill debía realizar un viaje.
“La verdad no sé qué pensar de todo esto. Lo único que puedo decir es que él adoraba a su mascota”, dijo Martha.
Martha podrá utilizar el dinero de la perrita para cubrir sus costos de vacunación, alimentos, juguetes y cualquier otra que necesite. Sin embargo, necesitará contar la supervisión de un tutor que vigilará que el testamento de Bill se cumpla al pie de la letra.
“Siempre me pedía que cuidase a su perrita. Es una buena niña y él la amaba con locura”, aseguró Martha.
En cuanto la curiosa noticia se dio a conocer en las redes, muchos realizaron un sinfín de comentarios. Hay quienes aseguran que esto podría ser algo extremista pero lo cierto es que muchos perritos quedan desamparados una vez que sus dueños pierden la vida.
En muchas ocasiones, ningún familiar quiere hacerse cargo de ellos. No es justo que un peludito deba lidiar con la partida de su dueño y además terminar sus días en un refugio.
Todavía no se sabe si la riqueza de un perrito se mide en su cantidad de juguetes, golosinas o lujosas camitas para tomar la siesta. Lo cierto es que Lulu debe contarse entre una de las perritas más adineradas y todo gracias al enorme cariño de su dueño.
¿Harías lo mismo por tu mascota? No te vayas sin compartir esta historia para a dar a conocer a una de las pocas perritas en recibir una herencia.