Stephanie Lindquist-Johnson es una madre de familia que siempre se ha preocupado por inculcar el amor a los animales a su hijo Phillip. El pequeño tiene tan sólo 6 años de edad pero adora pasar largas horas con su madre ofreciéndose como voluntario en Another Chance Cat Rescue.
Después de pasar largas horas compartiendo con los rescatistas y viendo el sinfín de problemas que muchos animales en la calle enfrentaban, Stephanie y su hijo decidieron que querían dejar un impacto realmente positivo para los peluditos en apuros.
La principal preocupación de Phillip era el frío que muchos gatitos de la calle debían sufrir durante la temporada del invierno. Stephanie ha adoptado varios gatitos pero sabía que no podía darle la bienvenida a todos los peluditos sin hogar que habitaban por su zona.
“Lo siento mucho por todos los animales que no tienen hogar. Ha estado haciendo mucho frío y siento que debemos hacer algo para ayudarlos”, dijo Stephanie.
Fue entonces cuando la dedicada madre tuvo la idea de construir pequeños refugios que se convirtieran en el techo provisional que tantos gatitos necesitaban. Decidió que el material ideal era el poliestireno y sabía que muchas personas contaban con viejos refrigeradores de este material guardados en sus garajes.
A través de las redes, Stephanie pidió ayuda a sus vecinos y comenzó a recibir un sinfín de donaciones. Ya contaba con la materia prima para realizar unos ingeniosos refugios. Madre e hijo tomaron cada una de las cavas y aseguraron la tapa para que cumpliese con la función del techo.
Después abrieron un pequeño agujero en uno de los costados para crear una entrada segura para los gatitos. Envolvieron la parte externa con bolsas de basura para proteger las casitas de la lluvia y la nieve.
Lo único que faltaba era asegurarse de que el interior de los refugios fuese lo más cómodo posible así que los rellenaron con un poco de paja.
“Soy adicta a hacerlos y nos estamos divirtiendo mucho. Seguiré con esta labor mientras no me endeude terriblemente”, dijo Stephanie.
El pequeño Phillip se sentía realmente feliz de saber que estaba ayudando a decenas de gatitos. Las casitas fueron tan exitosas que madre e hijo donaron muchísimas a los refugios y a cualquier persona que quisiera ayudar a los gatitos de la zona.
Han inspirado a tantos que no paran de recibir donaciones de personas que los invitan a continuar con esta bonita labor.
La dedicación de Stephanie y su hijo es una prueba más de que con un poco de creatividad siempre podemos ayudar a los animalitos en apuros. ¡Comparte!