Travis Allen es un joven que vive en Carolina del Norte y tuvo que pasar por la peor pesadilla de todos los amantes de animales: perdió a su perrito. En las navidades del 2017 decidió visitar a su familia en Georgia y como siempre, viajó acompañado de su mejor amigo: Chipper.
El adorable perrito siempre se portaba de maravilla pero el 28 de diciembre escuchó la detonación de fuegos artificiales durante un paseo y entró en pánico.
Travis intentó abrazarlo y calmarlo, pero el perrito se encontraba tan estresado que se las ingenió para soltarse de su correa y huyó a toda velocidad lejos del sonido de las detonaciones.
Travis pasó la noche entera buscándolo, pero todo fue en vano. El dedicado padre perruno pasó el resto de sus vacaciones caminando por toda la zona con la esperanza de encontrar a su perro.
Se negaba a perder la esperanza, pero pronto tendría que regresar a casa para trabajar y no quería dejar a su perrito extraviado en la calle.
Fue entonces cuando Travis contactó un alojamiento para perros que se encontraba muy cerca de la zona donde Chipper se había perdido y les pidió ayuda.
Les envió fotos de Chipper y les explicó su situación. Había vuelto a su casa en Carolina del Norte, pero prometió que volvería cada vez que fuese posible para continuar luchando por su amigo peludo.
Sheila Kemp, la directora del alojamiento perruno; quedó conmovida con su historia y decidió ayudarlo.
“En su voz podía sentir que tenía el corazón roto y lleno de tristeza. Sabía que debía ayudarlo y creamos un equipo cien por ciento dedicado a encontrar a Chipper”, dijo Sheila.
Después de casi un mes, Travis recibió la llamada que tanto había esperado. Una mujer lo había encontrado y lo reconoció por las imágenes que habían difundido en las redes. De inmediato contactó a Sheila y prepararon el reencuentro.
El adorable perrito no podía dejar de mover su cola y después de unos segundos no hacía más que darle incontables besos a su amado dueño. Una vez que comprendió que se encontraba a salvo y que Travis había vuelto por él comenzó a aullar de la manera más tierna y graciosa.
El perrito parecía contarle todas sus aventuras a través de sus aullidos y Travis no podía más que seguir abrazando a su leal amigo. No hay dudas de que Chipper y su dueño guardan una conexión especial y merecen no volver a separarse nunca más.
Ojalá todas las historias de perritos extraviados lograran tener un final feliz tan bonito como este. ¡Comparte!