Es frecuente ver gatos callejeros, dejados a su suerte, ya sea por su familia humana o por su propia madre gatuna, quien a menudo rechaza la camada por diferentes razones que solo competen al comportamiento animal natural. Por eso, rescatar a un animal, es una tarea muy loable desde el punto de vista humanitario.
Como loable y noble fue el gesto de Caroline Grace, una joven voluntaria perteneciente al grupo de rescate Saving One Life, quien encontró a una camada de cuatro mininos de tan solo dos semanas de nacidos, rechazados, aguantando hambre, frío y la indignidad de las calles.
La joven los trasladó sin demora al refugio antes mencionado, ya que se encontraban muy débiles y vulnerables. Necesitaban desesperadamente un hogar donde poder desarrollarse con seguridad.
Pero, resulta que, de los cuatro peludos era Chester, el más pequeñito y rojo como cerro encendido quien necesitaba más atención. Esto no pasó desapercibido para Caroline, quien de inmediato se entregó a cuidarlo y lo eligió como su preferido.
“Tenía una infección en los ojos y uno de ellos estaba cerrado cuando llegó”, dijo Caroline.
Así, con mucha delicadeza, Caroline entibió unas compresas combinadas con un poco de crema para los ojos para quitarle el sucio, y que el gatito pudiera abrirlos por fin. Mientras realizaba dicha tarea, Caroline sintió una fuerza invisible que la atrajo al animalito: en ese momento lo supo, era la fuerza infinita del amor y la entrega incondicionales.
“Tuve una conexión inmediata con él y al instante fue mi favorito”, dijo la mujer.
Desafortunadamente, Chester no progresaba al mismo ritmo de sus hermanos. Se desvanecía. Se volvió tan aletargado y frágil, que incluso se le dificultaba alzar la cabeza. La verdad es que no se sabía si sobreviviría, sin embargo, su madre humana estaba muy lejos de darse por vencida.
Con la ayuda de Carrie, directora de Saving One Life, y siguiendo un protocolo estricto de alimentación, Caroline le brindó atención complementaria. Alimentó al gatito cada hora y media, día y noche, asegurándose de que el pequeño se mantuviera fuerte y cálido. Finalmente, el gatito volvió del borde del abismo.
Se le suministraron líquidos subcutáneos, inyección de B12, glucosa y nutrición suplementaria que lo despertó lo suficiente como para alentarlo a tragar. Después de una semana de intensos cuidados hacia el gatito, Chester comenzó a fortalecerse y su personalidad dulce y peculiar comenzó a florecer.
También Matt, el esposo de Caroline, se enamoró perdidamente del pequeño y se ofreció a cuidarlo siempre que el gatito lo necesitara. Es sumamente cariñoso y solo desea ronronear al lado de sus seres más queridos, que lo salvaron de lo que pudo haber sido su trágico final.
Después de esto, el matrimonio se entrenó y aprendió a las mil maravillas a criar a su pequeño minino adoptado. Él es el recordatorio constante de que la esperanza nunca debe perderse, a pesar de lo oscuro que pueda llegar a presentarse el panorama. Hoy vive feliz.
El amor hacia los animales es uno puro y sincero. No necesita palabras, porque es, en sí mismo mucho más que cuatro letras. El amor se refleja a la perfección en seres peludos de cuatro patas. Comparte esta historia con nosotros y con tus seres más queridos.