La presencia de un intruso en casa puede ser algo completamente aterrador para muchos, pero también hay un grupo de valientes a los que no les parece atemorizar nada, y otra clase de personas que simplemente están acostumbradas a las visitas inesperadas.
En este último estándar hay que categorizar a Sabrina Raven, una mujer que parece no temerle a nada.
Ni esta presencia extraña pudo atemorizarla.
Como habitante de Brisbone, Australia, Sabrina suele ser invadida por diversos animales, reptiles e insectos suelen ser los invasores más comunes.
Parece que a ellos les encanta la acogedora casa de esta dama, sin embargo, una forma extraña saliendo de su techo fue realmente alarmante.
¿Qué podía ser esa bolita de pelo?
Sabrina estaba en el baño cuando divisó que algo se movía encima de ella, como sospechó pues no estaba sola. No obstante, en un primer momento creyó que se trataba de una oruga y no prestó mucha atención a su nuevo huésped.
La alarma se encendió cuando reconoció la forma de unos diminutos dedos con uñas puntiagudas.
Esto no podía ser una oruga.
¡Qué escena más aterradora! Pero para Sabrina el autocontrol es su mejor atributo, la mujer miró con mayor atención y vio lo que parecía ser un montón de pelo.
«Pensé que era una oruga peluda gigante o un montón de crías de arañas. Entonces, miré más de cerca y me di cuenta de que era un parche de pelo. Lo empujé (probablemente no sea la idea más inteligente en retrospectiva) y fue esponjoso y suave”, dijo Raven.
Al ver el pelaje, Sabrina reconoció la identidad de la inesperada visita.
Se trataba de una zarigüeya cola de cepillo, estos esponjosos marsupiales han invadido la casa de esta mujer durante más de 20 años. Para Sabrina no fue nada difícil descubrirla, pues conoce de cerca su figura.
“Tenemos muchos matorrales por donde vivo y suelen verse muchas zarigüeyas cola de cepillo. Hacen ruidos horribles para ser tan lindas. El estruendo de las zarigüeyas saltando sobre el techo de los árboles después del anochecer es una locura”, dijo Raven.
En los últimos años Sabrina se la ha pasado cerrando todos los agujeros que estos animalitos puedan abrir para entrar a la casa, pero jamás se imaginó que fuesen capaces de romper el techo.
La mujer no quiere lastimarla, así que se negó a cerrar el agujero del techo y cortarle el paso de aire. Aunque presume que de bloquearlo, el animal no tardaría en hacer otro. Frente a este dilema, Sabrina decidió dejar a la criatura tranquila y ya le ha dado hasta un nombre: Floof.
Este amiguito es algo ruidoso.
Parece que Sabrina ya entabló una buena relación con su huésped y quién sabe por cuánto tiempo estará alojada en su casa. Mientras, ella se divierte acariciándolo cada vez que puede: “la mayoría de los días que la veo, es solo un mechón de pelusa, y él me deja acariciarlo. Son suaves como conejos”, dijo Raven.
Sabrina es una mujer muy comprensiva y ama a los animales ¿tú estarías dispuesto a compartir tu casa como lo hace ella? Comparte esta curiosa historia y déjanos saber tu opinión.