La exclusión de un animal de compañía del hogar puede producirse por diferentes circunstancias. Los casos más comunes pueden ser problemas económicos, de salud, o sencillamente porque las múltiples ocupaciones que puede tener una persona a diario le impidan hacerse cargo a tiempo completo de una mascota.
En días recientes, el East Valley Animal Shelter, organización de rescate y adopción de animales de compañía, ubicado en el estado de California, Estados Unidos, recibió una visita. Simba, un dulce perrito, fue llevado por su antiguo cuidador para entregarlo en adopción.
Lo más triste de la situación fue ver cómo el perrito, quien creyó salir de paseo con su mejor amigo, se vio confundido al entrar al albergue. ¿Quizás Simba pensó que había ido a dar una vuelta para tener una divertida aventura con la persona que amaba? Seguramente, dada su inocencia y lealtad incondicionales.
Lamentablemente, la experiencia de Simba no fue para nada divertida. En cambio, la mirada de desconcierto en el rostro del pequeño fue desgarradora de ver. Momentos después, la realidad de un refugio ruidoso, atiborrado de animales, sin nadie allí para amarlo y consolarlo lo tomó por sorpresa.
Resulta que Simba era el perro del hermano de la persona que lo trasladó hasta el refugio. Su antiguo responsable tuvo que mudarse a otro estado y dejó al peludo con él. El hombre confesó que, debido a su trabajo de tiempo completo, no podía mantenerlo con los cuidados que todo animal requiere.
Por el aspecto de las costillas del canino, se notaba que lo estaban descuidando. Antes de que la situación se volviera insostenible, el hombre prefirió darle la oportunidad a Simba de optar por un nuevo hogar, a través de la intervención de la organización.
“El dueño me dijo que era el perro de su hermano y el hermano se fue del estado a trabajar y dejó al perro con él. El chico dijo que trabajaba a tiempo completo y que iba a la escuela a tiempo completo”, dijo un portavoz de East Valley Animal Shelter.
El perro no podía creer su destino y luchaba por aferrarse al hombre. Tuvieron que, entre varios, empujar a la fuerza a Simba a través de la puerta principal, por la cual terminó deslizándose con la cola metida entre sus patas.
“Mi nombre es Simba y soy un Staffordshire Terrier americano marrón castrado. El refugio cree que tengo unos 7 años. Peso aproximadamente 27 kilogramos. Estoy en el refugio desde el 30 de diciembre de 2020. Por favor, necesitamos de alguna persona cariñosa que venga a buscarlo pronto”, publicó un voluntario del refugio.
Independientemente del motivo que lleve a las personas a no querer continuar conviviendo con un animal de compañía, existen muchas opciones válidas antes que dejarlos solos, en cualquier bosque o cuneta. Rechazarlos y desampararlos es la acción más cobarde y egoísta que un ser humano puede cometer con un animal. Al menos este hombre lo tuvo claro.
Comparte esta historia con tus seres queridos. Si la decisión de encontrar un nuevo hogar para tu peludo se alarga, puedes optar por dejar al animal en una residencia de manera provisional.