En efecto, vivimos tiempos difíciles. En esta época que nos ha tocado vivir es importante contar historias que nos dibujen un paisaje distinto. Nadie mejor que los animales para hacerlo. Por ejemplo, nuestro siguiente relato nos mostrará cómo podemos disfrutar de la vida, y hacerlo en familia.
Se trata de una madre coyote que goza a más no poder con sus pequeños cachorros. Estos se le encaraman y juegan sobre ella escenificando mil aventuras en su lomo, como en un concurso para ver cuál es el que llama más su atención.
Todos se envuelven en una nube de tiernas caricias que terminan en aullidos de amor grupal. Tan solo mirar aquello es constatar que, definitivamente, las cosas buenas de la vida siempre se disfrutan en familia.
Y es que, hasta para los coyotes hay pocas cosas más agradables en este mundo que recibir abrazos, una buena rascada en la espalda, o en la panza, o donde sea. Las imágenes de esta hermosa familia fueron tomadas en el estado de Minnesota y luego publicadas por el fotógrafo estadounidense Jim Zuckerman.
“El placer que causa la estimulación de esas zonas nerviosas es algo que rara vez puede transarse, y lo mejor es que todos somos capaces de entregar y recibir estos masajes”, comentó Jim.
Al parecer, los cachorros se habrían extralimitado a la hora de mostrar afecto a su madre cuando uno de los pequeños se encaramó en su espalda rascándola placenteramente. Por eso, la canina lanzó un aullido de placer que replicaron sus dos críos. Se trató de una escena pintada con los colores del más puro amor familiar.
“Los coyotes son muy afectivos con sus cachorros. Tanto la madre como las crías estaban interactuando, jugando y luchando”, comentó Zuckerman, quien además señaló haber recordado a su perro cocker spaniel al ver la escena.
Y claro, como buen amante de su perro entendió que los cachorros no estaban rascando a su madre para satisfacerla, sino más bien para demandar su atención. Recordó que su mascota hace lo mismo con él. Además, la imitación es algo muy propio de la corta edad de los cachorros, por eso aúllan junto a su mamá.
Sea como sea, gracias a Zuckerman y a su lente este tierno panorama se coló hacia las redes sociales y trascendió el cibermundo hasta nuestras retinas. La ternura y complicidad que emana de estos tres actores: una madre con sus dos cachorros, no tiene límites. Puede que no se hayan estado rascando, pero, de que la pasan bien, la pasan bien. Eso sí que es seguro.
Esta historia de animales nos muestra a los humanos que, disfrutar de la vida es una decisión. La de ser positivos, de ver el lado agradable, hermoso, bueno y, aunque existan dificultades, mirar las adversidades como oportunidades para crecer y mejorar, siempre unidos por el amor de la familia.
La vida terrenal es corta, intensa y llena de distracciones. Corresponde a cada uno encontrar los balances adecuados para tener paz, libertad, felicidad y amor. De eso se trata la vida. Comparte con tus seres queridos.